ANTONIO HERRERA CASADO, CRONISTA OFICIAL DE LA PROVINCIA DE GUADALAJARA YA ESCRIBIÓ SOBRE LAS BOTARGAS
En esta primera iniciativa han participado botargas de Aleas, Beleña y los chocolateros de Cogolludo, como representantes del municipio, además de botargas de las vecinas localidades de Montarrón, Fuencemillán y Arbancón.
El Ayuntamiento de Cogolludo ha convocado la I Jornada Etnológica del municipio, celebrada este sábado, justo el que va a continuación del carnaval, con dos eventos.
En primer lugar, el etnólogo y cantautor José Antonio Alonso pronunció una conferencia sobre las botargas -declaradas Bien de Interés Cultural, en la categoría de Bien Inmaterial, el pasado 16 de enero-, dedicando la última parte de la misma a la figura de los chocolateros de Cogolludo, que tradicionalmente salen el miércoles de ceniza y que, desde hace unos años, lo hacen también el sábado siguiente, para propiciar su reconocimiento por un público más amplio en fin de semana.
Celebrada en el Salón de Plenos de Cogolludo, en una fría mañana de febrero, mucho más que la del carnaval, el alcalde de la villa serrana, Juan Alfonso Fraguas, dio las gracias a José Antonio Alonso, recordó la gran riqueza que, también en este sentido, atesoran Cogolludo y su comarca, con seis de estas manifestaciones -tres en el propio municipio- de las cerca de 40 que hay en la provincia y anunció la intención de fomentar y ampliar el encuentro en el futuro.
El etnólogo, pese a su jubilación, afortunadamente continúa su investigación en este tema tan rico que han estudiado, o del que han hablado, antropólogos, folcloristas, lingüistas, historiadores e incluso políticos. Así, Alonso manifestó en Cogolludo que «se trata de uno de los aspectos más interesantes de nuestra cultura tradicional, porque tiene mucha historia detrás, muchos esfuerzos y también mucha importancia para la sociedad actual». Alonso, en una entretenida conferencia, hizo un repaso general de atuendos, localizaciones, épocas del año en las que salen los o las botargas, puesto que el término se puede utilizar de ambas maneras, en masculino y femenino.
Igualmente, Alonso repasó la terminología que define a estos personajes, citando a Sara Ruíz, quien en una publicación sobre el tema afirma que el origen etimológico de la palabra botarga se remonta al siglo XVI. Denominaba al personaje de las compañías italianas de comedia. Sin embargo, «el origen real de estos personajes puede ser ancestral», afirmó, aludiendo a manifestaciones artísticas que podrían representar a estas figuras en cuevas prehistóricas, o más recientemente, en la portada de la iglesia románica de Santiago en Cifuentes, por citar unos ejemplos.
La terminología para definir a estos personajes ya es amplia en Guadalajara, y mucho más fuera de ella, con nombres tan originales como birria, cachibirria, cachimorro, zarragón, zamarrón o zarrón o diablos. «En Guadalajara, somos unos privilegiados en este sentido. Además, ahora la sociedad es consciente de la riqueza que aporta este patrimonio inmaterial. Cuando los hermanos Baroja, en el año 1964, vinieron a grabar aquel famoso NODO, esta tradición estaba a punto de desaparecer. Nadie, entonces, podía aventurar que ahora se valore tanto el patrimonio inmaterial, considerándolo, incluso, a la misma altura que el material», señaló. El experto opinó en Cogolludo que, de esta manera, «se hace justicia a la gente sencilla, del pueblo, para quienes estas costumbres forman parte de su vida, como Félix Mejía, botarga de Montarrón», que estuvo presente en la charla.
Aludió también el experto a la indumentaria, variopinta, empezando por las máscaras, aspecto este en el que citó el trabajo del artesano Hermenegildo Alonso, nacido en Beleña, pero que vivió la segunda parte de su vida en Arbancón, donde tiene su propio espacio en el museo dedicado a las botargas, y a otros elementos botarguiles, como cachiporras o castañuelas, que los caracterizan.
Y no olvidó citar las fuentes de otros estudiosos que le precedieron o le son contemporáneos, en cuyo trabajo basa su actual investigación como el de su compañero en la Diputación Provincial durante largos años, el tristemente desaparecido José Ramón López de los Mozos, el cronista provincial, Antonio Herrera Casado, el de Sinforiano García Sanz o del historiador local, Juan Luis Pérez Arribas.
Alonso cerró su conferencia refiriéndose a la tradición de Los Chocolateros de Cogolludo, aludiendo para ello, precisamente, a la referencia de Pérez Arribas. Aunque no se conoce el origen de la esta tradición, bien se la puede encuadrar dentro de las costumbres ancestrales de Cogolludo. Consiste en que unos jóvenes, se visten con trajes blancos, faja roja y capucha que les tapa la cara. Salen el miércoles de ceniza, y llevan chocolate en orinales de porcelana, nuevos, se entiende, y con bizcochos, intentan dar, a los que se encuentran, chocolate para que rompan el ayuno propio de la cuaresma. Al oponerse la gente a tomar el chocolate, los chocolateros los embadurnan con él, manchándoles, si es preciso. La interpretación que se viene dando a los chocolateros es que representan al hombre demonio que van tentando a la gente que se encuentra en su camino.
Especialmente emotiva fue la intervención final del propio Félix Mejía, botarga durante 50 años en Montarrón. Con voz firme y fuerte, aunque a veces temblorosa por la emoción, recordó que quien se viste de botarga «no gana un duro, pero amigos, a montones, y a mí, eso es lo que vale». Mejías rememoró públicamente en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Cogolludo que la primera vez que se vistió de botarga estaba aún soltero. Fue en el año 1961, en la ronda de los mozos. «En Montarrón se celebraba, el 19 de enero, por la tarde, la Caridad, en la que a todo el mundo se repartía pan con anís, vino y queso, bendecidos por el cura. El 20 de enero, se celebraba San Sebastián; el 21, San Sebastianito, al día siguiente se hacía la ronda, en la que se vestía de botarga un mozo. Los días anteriores, lo hacía un casado. El 23 de enero, se celebraba San Ildefonso, y después, la Caridad Chica», recordó. El botarga contó jugosas anécdotas de sus más de 50 años como botarga de su pueblo, como el día en que empezó a bailarle a una pareja de la Guardia Civil. «Hice sonar las castañuelas cerca de uno de ellos, y me sacó la pistola, aunque luego acabó entrando en el juego». Mejías terminó afirmando con rotundidad que «en los pueblos, la botarga no se debe perder». El propio Alonso pidió un aplauso para el veterano, y le puso voz a lo que la audiencia pensaba: «la provincia de Guadalajara le debe estar muy agradecida a Félix». No en vano, el botarga tiene una calle con su nombre en su pueblo. Se llama Félix Mejía, botarga de Montarrón.
Posteriormente, a las 13 horas, salieron los chocolateros de Cogolludo y las botargas de Aleas y Beleña, como anfitriones, contando con la colaboración especial de las botargas de Fuencemillan, Montarrón y Arbancón. En la gran plaza mayor, a las puertas del Palacio Ducal, bailaron, asustaron, divirtieron y mancharon al público, para poner el broche de oro a este I Encuentro Etnológico de Cogolludo.