POR FRANCISCO TUBÍO ADAME, CRONISTA OFICIAL DE FUENTE PALMERA (CÓRDOBA).
El día 5 de mayo se ha cumplido el 75 aniversario de la liberación de los campos de exterminio nazi.
La maquinaria de exterminio del Tercer Reich acabó con doce millones de europeos: judíos, gitanos, homosexuales, resistentes, objetores de conciencia y enfermos. Los republicanos españoles fueron recluidos en Mauthausen, y las mujeres en Ravensbrück. Entre ellos, al menos, siete colonos sufrieron el exterminio en ese campo.
El año de 1945, una vez liberados los campos, los supervivientes no pudieron volver a España, instalándose en Francia, no tenemos constancia de si, entre éstos, se encontraba algún vecino de La Colonia.
Para los nazis la persecución, la concentración y el extermino formaban parte de la guerra y conciliaban dos objetivos: la eliminación de los enemigos y de las razas inferiores y cubrir la necesidad cada vez más urgente de mano de obra desde 1942. Para estas finalidades concibieron los campos de concentración y de exterminio, bajo el mando de Himmler, máximo responsable de las SS. Si los detenidos por la Gestapo eran entregados a las SS., entraban a formar parte de universo regido por un poder ilimitado que llegaba a actuar como un estado dentro de otro estado.
La organización de los campos estaba condicionada al cálculo entre inversión y gasto, tanto si se trataba de eliminación de los deportados como de su utilización como mano de obra esclava. Estos objetivos requerían la colaboración de todos los aparatos del estado como funcionarios, científicos militares etc.,y de la gran industria alemana, así como del apoyo o el silencio de las autoridades y de parte de los habitantes de los países ocupados.
Los campos eran complejos de muchas hectáreas, con numerosas instalaciones anexas y más de un millar de comandos exteriores que trabajaban en obras públicas, fábricas, fortificaciones o en la construcción de otros campos. La ubicación de los campos estaba condicionada por razones estratégicas, industriales o militares, y los deportados útiles eran trasladados de un campo o comando a otro según las necesidades industriales del momento o la evolución de la guerra.
Como inmensas ciudades siniestras, completamente aislados por muros, alambradas, flanqueadas por torres de vigilancia, se extendían los barracones donde se comía y se dormía, así como las instalaciones de exterminio: cámaras de gas y crematorio. En medio había grandes explanadas donde se realizaban las interminables revistas y los castigos. Aquellas instalaciones contrastaban con las casas confortables de los miembros de las SS y sus familias construidas en los alrededores.
La autoridad de cada campo la ejercía un comandante de las SS y la vigilancia estaba a cargo de guardias del mismo cuerpo, ayudados a veces por miembros del ejército, que conseguían así librarse de ir al frente. Al final de la guerra muchos campos quedaron bajo el mando de los policías locales de los países ocupados debido a la incorporación de las SS a las unidades militares propias (Waften SS).
La administración interna era ejercida por un miembro jefe que hacía de interlocutor entre los presos y los miembros de la SS. Dentro de cada barracón había un responsable que tenía a sus órdenes un ayudante para la limpieza, y los kapos, generalmente detenidos de derecho común caracterizados por su crueldad y que se encargaban del contacto directo con los internos.
Los prisioneros que trabajaban en las cámaras de gas o en los crematorios formaban parte del comando especial y recibían un trato mejor, pero estaban aislados del resto de los prisioneros y eran eliminados periódicamente para impedir la divulgación de su trabajo.
Como dije al comienzo fueron muchos los españoles y españolas los que cayeron en manos de los nazis y acabaron deportados a diversos campos de Alemania, Polonia y Austria como Dacha, Flossenburg, Auschwitz y Büchenwald. El destino de la mayoría de las mujeres, fue Ravensbrück y el de los hombres Mauthausen.
El campo de Ravensbrück fue construido por prisioneros de Sachehausen el año 1939 y ampliado en tres ocasione; hasta su liberación concentró 150.000 mujeres de las que murieron 92.000. el 1942 fue el año de máxima afluencia. En los días anteriores a la liberación, centenares de prisioneras fueron obligadas a evacuar el campo en las marchas de la muerte, de manera que cuando el ejército soviético entró en el recinto el 28 de abril de 1945, encontró miles de cadáveres y sólo unas cuantas mujeres supervivientes.
El campo de Mauthausen, situado en la ladera de una colina sobre el valle del Danubio, fue concebido como campo central para toda Austria. Después de una visita de Himmler y Pohl consideraron la posibilidad de explotación en beneficio de las SS de la cantera de Wienergraben, propiedad del ayuntamiento de Viena hasta 1938. Un comando trasladado de Dacha comenzó a trabajar en condiciones de esclavos en la construcción del recinto.
A partir de los 20 barracones iniciales, Mauthausen se convirtió en un enorme complejo fortificado, con construcciones anexas e instalaciones complementarias, a las órdenes del comandante Ziereis. Presidido por la gigantesca águila de bronce que todos los presos tenían que saludar al entrar y salir de las instalaciones, tenía 49 campos auxiliares extendidos por toda Austria y 70 comandos, por donde pasaron unos 200.000 deportados de los que murieron 120.000.
Después de los primeros prisioneros alemanes y austriacos, empezaron a llegar transportes procedentes de diferentes países, entre los cuales, en agosto de 1940, estaban los 10.000 republicanos españoles. Durante los años siguientes fue muy importante la afluencia de polacos, detenidos políticos de toda Europa y miles de prisioneros soviéticos que fueron obligados a construir fuera del campo, la enfermería, tristemente conocida por sus terribles condiciones como “el campo ruso”. Al final de la guerra ingresaron allí personas de países que habían sido aliados del nazismo como judíos húngaros y deportados de otros campos.
La presencia de mujeres comenzó en 1942 con asistencia de checas, yugoslavas, y soviéticas hasta llegar a 5.000 sobre todo a partir de los transportes de Ravensbrück. El más importante de éstos llegó el 7 de marzo de 1945, con unas 1.800 mujeres entre las que había muchas españolas. Sometidas a un trato durísimo en comando exteriores, las obligaban a trabajar y muchas murieron, bajo la acción de los bombardeos, o por la negativa a trabajar.
A 4 kilómetros de Mauthausen, se levantó el campo de Gussen, donde fueron eliminados la mayoría de los españoles débiles y enfermos. Unos 12.000 deportados bajo las órdenes del comandante Milesky, explotaban allí también una cantera. El año 1942 se crea Gusen II para utilizar un número similar de prisioneros soviéticos, italianos y españoles, en unas galerías subterráneas, situadas a 30 km. y donde se fabricaba material de guerra para la empresa Steyr
Por testimonios de Mauthausen Memorial Archives, sabemos que fallecieron los siguientes colonos:
CIRILO SÁNCHEZ CASTELL FUENTE PALMERA 06-11-41 GUSSEN
Ochavillo del Río, 02-09-1912
Hijo de Cirilo Sánchez Salas y Escolastica Castell Alvárez
MANUEL COBOS HERRERO FUENTE PALMERA 11-01-41 GUSSEN
No he podido encontrar sus datos personales.
MANUEL HERRERO GARCÍA FUENTE PALMERA 2-02-42 MAUTHAUSEN
28 de marzo 1914
Hijo de José Herrero Guerrero y Carmen García Jiménez
JUAN SALAS SÁNCHEZ FUENTE PALMERA 18-12-41 GUSSEN
Juan R. Salas Sánchez
Fuente Carreteros, 31 agosto 1915
Hijo de Manuel Salas Núñez y Josefa Sánchez Cardoso
MANUEL DUGO RODRÍGUEZ FUENTE PALMERA 19-01-42 GUSSEN
Calle Portales, 2 de mayo 1917
Hijo de Antonio Dugo Jiménez y Carmen Rodríguez Sánchez.
JUAN AGUILAR MORAL FUENTE PALMERA 11-01-42 GUSSEN
Fuente Carreteros, 6 de diciembre de 1919
Hijo de José Aguilar Sánchez y Dolores Moral Ruiz
JOSÉ REYES OREJUELA CAÑADA PAGUILLO 05-12-41 GUSSEN
Cañada del Rabadán: día 19 diciembre de 1914
Hijo de Antonio Reyes Martínez y Carmen Orejuela Martín