EL CRONISTA OFICIAL JOSÉ ANTONIO FIDALGO PUBLICA UN LIBRO CON FOTOGRAFÍAS, ANUNCIOS, POEMAS Y OTROS TEXTOS LOCALES DESDE 1890 HASTA 1970
José Antonio Fidalgo, se ha propuesto despertar la nostalgia en los colungueses y lo va a conseguir, sobre todo en aquellos que vivieron los tres primeros cuartos del siglo pasado. El cronista oficial del concejo recoge en su último libro, «Recuerdo y nostalgia de Colunga», casi doscientas imágenes en las que ha querido trascender el pie de foto.
El libro, que se presenta el viernes en la sala Loreto de la villa colunguesa, a las 19.30 horas, está marcado como el primer número de una colección llamada a continuar con este y otros municipios. Con el archivo que aún tiene disponible, José Antonio Fidalgo asegura que guarda material «para tres libros más». El autor tratará de seguir en próximas publicaciones la línea que ha dibujado en este, de enriquecer la fotografía: «Quería describir la situación, el por qué, y a la vez buscar textos de periódicos, de revistas y de libros que enriquecieran la ilustración fotográfica».
Ha colocado, junto a las imágenes más antiguas, el anuncio de la confitería La Flor, de Gerónimo González, que en 1897 publicitaba los turrones que aún vendía en reales de vellón. Pocos años antes, en 1884, Manuel Muñiz, dueño del comercio El Arca de Noé, anunciaba en el periódico El Carbayón «que para la próxima temporada de baños ha resuelto establecer una bien montada fonda (…) en la concurrida playa de La Isla». Las fotografías recopiladas por Fidalgo provienen de su archivo personal y de los préstamos que numerosos vecinos le han hecho e incluyen contrastes tan llamativos como una instantánea del Ayuntamiento de Colunga en su inauguración como tal en 1927 y otra, de apenas once años después, después de ser bombardeado durante la Guerra Civil. El cronista añade un comentario publicado en el diario gijonés «Voluntad» en octubre de 1938 como muestra de esa lectura añadida al pie de foto.
El criterio seguido por el colungués tiene más que ver con que las fotografías «exciten la nostalgia» de quien las mira, pero la singularidad también ha pesado en la selección. Un día de nieve en la villa de Colunga en 1958 o la explicación de por qué la plaza del Monumento se llama así (dado que no hay ningún monumento) forman parte de la colección incluida en el libro.
«Se dice que el nombre de la plaza se debe a un altar con muro posterior, tipo frontón triangular, donde se veneraba al Santísimo en la procesión del Corpus Christi», explica Fidalgo en el libro. Aunque la plaza ha conservado su nombre, esta construcción ya no existe. Otra de las estampas que ya no se puede ver es la del surtidor que había en uno de los vértices de esta plaza, que «estaba atendido por Saúl Suárez y su esposa Gloria y después por Luis Corrales, ‘Luis el fuerte'», apunta el cronista. Fotos de pescadoras, de emigrantes, retratos familiares y actos de afirmación patriótica forman parte del relato de finales del siglo XIX y buena parte del XX que propone Fidalgo, una suerte de viaje en compañía del cronista oficial del concejo.
Entre las anécdotas destaca la constitución que redactó el párroco local Francisco Suárez Bustillo, titulado «Derecho Público en Bocetos Constitucionales». Lo hizo hacia 1920 y logró entregarle un ejemplar a Primo de Rivera cuando, de gira a Covadonga, paró por Colunga. El sacerdote se lo llevó años después a Niceto Alcalá-Zamora, el primer presidente de la Segunda República española. Las «señoritas de auxilio social» o la desaparecida fiesta de Santa Inés, en la localidad colunguesa de Libardón, son sólo algunos de esos otros fotogramas que regresarán al recuerdo de muchos lectores.
Fuente: http://www.lne.es/ – P. Martínez