POR LEOCADIO REDONDO ESPINA, CRONISTA OFICIAL DE NAVA (ASTURIAS)
Iniciamos el octavo mes del año con una nota sobre música, pues, el sábado tres, el coro naveto actuó, por primera vez en su historia, en otra comunidad autónoma, desplazándose, al efecto, hasta Foz, capital del municipio del mismo nombre, en la Mariña Lucense, para participar en el XXXIV Encontro de Corais Galaico Astur. El acto tuvo lugar en la Sala Bahía, que el público llenaba por completo, y los coros que intervinieron, fueron, por orden de actuación, los siguientes; Agrupación Coral de Nava, Coral Polifónica “Frol Nova” de Chapela (Pontevedra), Coral Polifónica de Cangas del Narcea, y la Coral Polifónica de Foz, que ofició de anfitriona. Al final público y coros entonaron el himno de Asturias y el de Galicia.
(Puerto de Foz. Doce de la mañana, marea baja. Brilla, espléndida, la luz del sol, y todo resplandece, después de levantarse la niebla y diluirse bajo la alta cúpula de un cielo azul. Huele a yodo y a mañana recién estrenada. Por el medio del amplio arenal del estuario, ancho y alargado, discurre perezosa la somera corriente del río Masma. La suave brisa que llega del mar riza su superficie, mientras una ligera bruma difumina un tanto las cosas situadas al otro lado del arenal. En el cielo, bien altas, se entretienen volando un par de gaviotas.)
Luego, el martes 6 anotamos el fallecimiento, en Ceceda, de Ángel Collado Pérez, a los 85 años. Natural de Caldevilla (Piloña), Ángel estaba casado con María Luisa Cueto Cueto, escabechera de muy conocida familia cecedana, de cuyo matrimonio, que residía habitualmente en Madrid, nacieron dos hijos; Luis Ángel y Beatriz. Por otra parte, el viernes 9, a las siete de la tarde, el templo parroquial naveto se llenó de gente para asistir al funeral celebrado en memoria de Emilio Ron Ledo, fallecido el pasado 23 de junio, corriendo a cargo del Ochote Langreano la parte musical de la ceremonia.
Uno, que fue ferroviario la mayor parte de su vida, no puede evitar que ciertas cosas le traigan el recuerdo de otros tiempos, y eso fue lo que me ocurrió cuando Florentino González Palacio me informó del deceso de Marino Casero Menéndez, acaecido el sábado 10, pues fue Marinín un muy estimado compañero en la oficina de Intervención, ubicada al final del pasillo que recorría la alargada planta de la antigua estación de Económicos, en Oviedo. Luego, con la integración en FEVE, aquella oficina vería aumentar sus efectivos con compañeros procedentes del F. C. de Langreo y del Vasco-Asturiano, y ahora que, precisamente, está a punto de comenzar la Liga, recuerdo la figura de Luisín, hermano de Emilín y de Falín, que iban a veces por allí a verle, y la de Antón Sánchez Valdés, del que tuve la suerte de escuchar comentarios y anécdotas impagables en torno al fútbol y, por supuesto, al Real Oviedo. Y, siguiendo con el balompié, el 12 de agosto era la fecha en la que, en mis tiempos de míster, acostumbraba iniciar los entrenamientos, en los que ahora anda ocupado el Club Europa, preparando adecuadamente el retorno a la Primera Regional.
Termino citando aquel conocido refrán que dice “Primer día de agosto, primer día de invierno”, pues, aunque no conviene exagerar, lo cierto es que el tiempo algo ha refrescado, en especial por la noche, y a la vista está.
(Publicado en ‘La Nueva España’. Jueves, 22 de agosto 2019, página 10)