POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
No conozco en Asturias otra colección mejor de botellas de tequila (sin estrenar) que la de Faustino Pérez Blanco, en su domicilio de La Fresneda (Siero). No diré la calle, para evitar asaltos.
Pero ¿qué es el tequila? El origen náhuatl es «téquitl»: lugar de trabajo donde se cortan plantas. Tequila es el nombre de un valle de Jalisco (México) fundado en 1530 por franciscanos. Los españoles llevaron el alambique, invento de los árabes, con el que se elabora este aguardiente, obtenido de una planta, la variedad agave azul tequilana Weber. En 1600, el asturiano (de la Asturias de Santillana) Pedro Sánchez de Tagle, marqués de Altamira, instaló ahí la primera fábrica registrada.
El jimador, con la coa, especie de lanza, corta las pencas del agave para obtener el corazón o la piña (pesa hasta 150 kilos), que se cuece para extraerle el jugo y, tras al menos dos destilaciones, transformarlo en tequila. Luego puede reposar en barricas de roble blanco hasta ocho años; de la destilación sale incoloro, con una graduación de unos 45 grados, y el tiempo y la barrica le dan un tono desde amarillo suave hasta dorado profundo y ámbar.
El tequila se diferencia del mezcal porque éste se obtiene de otras variedades del agave (limeño, raicilla, bovicornuta?), y el pulque se obtiene del maguey, otro tipo de agave, el atrovirens Kawr.
¿Cómo se toma? En un vaso de vidrio, pequeño, cilíndrico, con la base más estrecha que la boca, simplificación del cuerno de toro que se utilizaba para probarlo recién salido del alambique. También se toma con sangrita, sal y limón: un sorbo breve de tequila, para degustarlo, otro más largo, alma adentro, luego se muerde el limón (de Michoacán o Colima), para que alivie la lengua, luego la sal, para rebajarlo, y, para apagar, un sorbo de sangrita fría y picante, que invita a empezar de nuevo. También puede tomarse mezclado con sangrita (vampiro), con hielo o con un refresco. ¡Ah! Y es aperitivo, ¡se toma antes de comer! Y su sabor es seco, amaderado, abocado, afrutado, con retrogustos a canela, almendra, vainilla…
La colección F.P.B. incluye, entre otras, las siguientes referencias, tomen nota: Agave Real: de vidrio soplado, hecha a mano, con tapón de corcho y madera, y la marca grabada con la técnica sandblast (chorro de arena). Arroyo Negro: con asa, diseñada por artesanos. Don Tacho: de color ámbar, también lleva asa. Quilate: en botella azul agua. Artillero: la embocadura recuerda a los cañones que defendieron los fuertes durante la Colonia. Canicas: en el interior lucen canicas de colores, para simular burbujas, aunque el tequila no debe tenerlas, salvo unas perlas al servirlo. Campanario: forma de campana, destilería San Ignacio, presentada en una espadaña de madera, donde se balancea y permite servirse sin esfuerzo. Casa Noble: en licorera de porcelana, numerada, con incrustaciones de pewter (aleación de cobre, bismuto y antimonio) y bruñidos azules. Cazadores: de tapón inviolable, que garantiza la autenticidad de lo que anuncia. Para evitar el pirateo, actualmente, hay etiquetas hologramas.
Chinaco: imita a las vasijas usadas por los españoles durante la Colonia. Comalteco: viene el nombre de Comala, no la de Juan Rulfo en «Pedro Páramo», sino del Comala de Colima, y es de vidrio soplado, azul, con etiqueta de lámina repujada. Corralejo: de la hacienda Corralejo, en Pénjamo (Guadalajara). Las burbujas atrapadas en el vidrio acentúan la impresión de artesanía, pero lo formidable es que al quitar el tapón suena Pedro Infante cantando «Ya vamos llegando a Pénjamo». Y una botella dedicada a Fox, cuando asumió la Presidencia en 2000.
De los Dorados: se llamaba así a la temible escolta de Pancho Villa. La etiqueta, con un agujero de bala, deja ver al fondo la tropa villista. Del Terrajal: su delicadísima botella azul, con tapón de madera, recuerda a un frasco de perfume, y apetece echarse al pescuezo un pulverizado para salir a pasear. Así también con Arfor Revolución, Don Julio (el más caro de los tequilas), La Cofradía, Mayorazgo, Tres Generaciones, Corona (con botella en forma de corona borbónica)…
Farias: se embotella directamente en barril. Goyri: de vidrio torneado y resaltes, en cajas de madera y hierro forjado. Gran Centenario Azul: de cerámica azul, con agujero central en el cuerpo de la botella, como hornacina en la que entroniza una mujer de plata tocando el pífano. Herradura Blanco: de las regiones tequileras más fértiles de Jalisco. Amatitlán: de sabor bronco y fuerte aroma. Una variedad para mujeres sería La Cava del Villano.
Vamos con más. José Cuervo: con botellas llamadas pachitas o pachoncitas, de un cuarto de litro, caben en la chaquetita del campirano (campesino dicharachero y empistolado). Lo bebían en el cine, en las escenas de cantina, Pedro Infante, Jorge Negrete, Pedro Armendáriz, el Indio Fernández… En 1758 el corregidor de la Nueva Galicia dio la primera concesión para fabricarlo a José Antonio Cuervo, descendiente de pravianos.
La Cofradía Flower: cerámica de Tonalá (municipio de Jalisco famoso por su artesanía con cerámica, hierro, vidrio soplado), de boca abocinada. Reconciliador de matrimonios; después de vaciar el contenido del recipiente sirve como florero. La Cofradía Iguanas: jarra por la que trepan iguanas. La Montura: forma de silla de montar a caballo, de escultores jaliscienses. La Perseverancia: la botella semeja el corazón del agave, la piña. Hacia 1888 fue esta fábrica la primera en producir para la exportación. Los Arango: miniatura para 50 mililitros (un chupito, un caballito) en honor a Doroteo Arango (Pancho Villa), cuyo padre adoptivo quizá era de Salas, o de Pravia.
Los Azulejos: azul cobalto, inspirada en una pieza de la cultura mixteca. Los Cofrades: de cerámica, resalta al anciano cofrade, con su báculo, respetado antiguamente en la comunidad de Jalisco por su sabiduría. Porfidio: con un cactus en su interior; como las de mezcal, que llevan un gusano. Ferrero´s: presenta una botella con forma de gusano. Reserva del Señor: diseño de la botella inspirado en un alambique tradicional. Revolución: botella de oro de 24 quilates, y dos revólveres sobre la etiqueta. Siete Leguas: el nombre del caballo más estimado por Pancho Villa, grabadas en el vidrio las iniciales del fundador de esta destilería, Ignacio González. Tequila 1910: réplica de las botellas que se usaron en la Revolución.
Y así hasta 185 marcas y 1.000 botellas diferentes, largas, muy largas, achaparradas, redondas, con todo tipo de tapones y adornos, personalizadas, también en cajas de madera decorada, pirograbada por artistas mexicanos, fichas de cata…, la de Dios.
Además de la casa particular de Faustino Pérez Blanco, hay un bar Tequila, en Nubledo (Corvera), y estos restaurantes donde lo sirven, que yo sepa: La Panza es Primero, Hacienda Marmolejo, Águila o Sol, Los Molcajetes, Las Mañanitas, Tex-Mex y Ahorita, en Gijón; Los Agaves, Las Adelitas y Cantina Mariachi, en Oviedo, ya cerró El Huapango; Entrecalellas y El Chibiski del Chilito, en Llanes, y Casa Pilar, en Castrillón. También puede conseguirse tequila en tiendas especializadas en licores y destilados. Yo tengo en mi casa un Corralejo-99.000 horas, y cuando quiero olvidar, al estilo Jalisco, me sirvo un caballito y lloro con los mariachis.
Fuente: http://www.lne.es/