POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Anda y corretea hoy por los pasillos de los recuerdos la lírica popular de la tabla del ocho, los límites de España, y “desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos”. Después vendría la etapa más instruida con el rosa-rosae y los reyes godos. ¡Madre mía, los reyes godos! Su lista completa la formaban treinta y tres, componiendo un total de tres equipos de fútbol. Como reliquia y tesoro llevo a los godos en la memoria mía, que diría doña Juana Reina. Se interna por la derecha Sigerico, en corto para Amalarico, que la pasa a Sisebuto, que cambia el sentido del juego y entrega a Chindasvinto, éste retrocede para Sisenando quien centra por la izquierda para que la juegue Chintila, que duda cediendo finalmente el cuero para Gundemaro, que combina con Turismundo, hijo de Teodorico y nieto de Alarico, quien se hace un lío y pierde el esférico, montando el contragolpe Ataulfo, Recaredo, Wamba y don Rodrigo. Ahí es nada ¡Peligro! porque los cuatro juegan en la Champions League. Así fue la pedagogía que, entonces, algunos utilizaban para enseñar lecciones de Historia.