POR FERNANDO JIMÉNEZ BERROCAL, CRONISTA OFICIAL DE CÁCERES
Para un ayuntamiento que vivía tiempos de escasez, la adquisición de terrenos que no eran de su propiedad, para poder completar la superficie necesaria que permitiese la ejecución de la obra de construcción del nuevo cuartel, era un reto de difícil solución. Por una parte no se veía con buenos ojos, por parte de la corporación, que el Ayuntamiento tuviese que adquirir terrenos ajenos a su propiedad y por otra parte la ciudad no quería dejar escapar el anhelo secular de tener una guarnición permanente que activase la economía local.
Uno de los solares que se ofrecen para la ubicación del nuevo cuartel será el conocido como Cerro del Teso, junto al Paseo del Rollo y la Plaza de toros. Un extenso solar, en las afueras de la ciudad, donde el ayuntamiento cacereño era propietario de solo una parte, siendo el resto de propiedad privada. Correspondiendo su titularidad a la viuda de Julián Iglesias, a Lesmes Valhondo y al Conde de Torre-Arias, los dos últimos grandes terratenientes locales. La viuda de Julián Iglesias es propietaria del terreno más pequeño y el conde de Torre-Arias es el que tiene la mayor propiedad del terreno que hay que adquirir, en total cerca de 6 hectáreas entre los tres propietarios. A estas propiedades había que sumar los 21.255 m² de la parcela municipal, lo cual constituye una extensión total de 80.706 m², extensión superior a las 7 Hectáreas que solicitaba el Ministerio de la Guerra.
El 18 de diciembre de 1918 se envía al consistorio el acta de inspección y reconocimiento de los terrenos del Teso ofrecidos por el Ayuntamiento de Cáceres para la construcción de un Cuartel de Infantería. En esta acta se hacen costar diferentes reflexiones que hacen posible que este sea el lugar elegido para la construcción del cuartel. Según el estudio que sobre el terreno realizan los técnicos militares encargados de dictaminar sobre la idoneidad de las propiedades ofrecidas: Los terrenos de «El Teso» se encuentran al S.O. de la población, frente a la plaza de toros, entre la carretera de Trujillo y la que conduce al Paseo Alto, formando una loma dirección surnordeste, constituidos por terrenos de labor de poco fondo, con una capa rocosa impermeable casi a flor de tierra. A buena altura sobre el nivel ordinario forma una vertiente de suave pendiente que viene a morir al Paseo Alto y al Perejil por el lado Este, separada por unos cincuenta metros de las últimas construcciones urbanas por el lado N.O. la pendiente más brusca termina a unos quinientos metros en una ribera que se continua con dilatada llanura en la que está construido el cementerio de la Ciudad a unos mil quinientos metros próximamente del centro del terreno que nos ocupa».
Después de múltiples desencuentros entre propietarios y ayuntamiento, se adquieren las fincas privadas, para que definitivamente la ciudad pueda tener su propia guarnición militar. Algunos propietarios seguían solicitando el pago de sus solares años después de haberse realizado su venta al Ayuntamiento y aún tendrían que pasar unos años más para que las tropas del Regimiento Segovia 75 pudiesen disponer del nuevo cuartel en 1924, cuartel que desde el primer momento se coinvertirá en un importante activo económico, que venía a ampliar la oferta institucional que ofrecía Cáceres como ciudad de servicios y capital de provincia.