POR ÓSCAR GONZÁLEZ AZUELA, CRONISTA FOCIAL DE LAGOS DE MORELOS (MÉXICO).
DE: RICARDO III
A: DONALD TRUMP
Mister Donald:
Tuve una vida de esplendor, lujo y excesos llegando a adquirir el trono de Inglaterra principalmente gracias a mis argucias y traiciones; nunca me amilané, cuando fue necesario tomar decisiones extremas, por decirlo de manera elegante, a fin de ascender al poder que es el fin principal por el que vivimos algunos elegidos, como usted y yo.
La envidia y la ambición marcaron mi camino a diferencia de la prudencia y sabiduría que mostró mi hermano durante su reinado, tal como es el contraste entre Obama y usted. Sabemos que la fealdad se oculta bajo la sombra del dinero, por lo que mi joroba y deformidad pasaron a segundo plano, tal como su chuchuluco -siendo sinceros, reconozco que la joroba yo no me la podía quitar.
Mi vida fue llevada a la literatura por William Shakespeare y ha sido interpretada por los mejores actores, a la obra le llamó “La tragedia de Ricardo III”, ya empezará usted a entender el por qué de tal título.
Dejará usted la presidencia del país más poderoso del orbe; a pesar de que regresa a su mundo de dinero, fama y violencia social y familiar, nada es comparable con el poder.
Se arrepentirá ahora de poseer gran estatura -física- y presencia notable, deseando en ocasiones tener la dicha de llegar a pasar desapercibido; pronto será motivo de escándalo y mofa por donde se presente; no más guardias ni insultos para quienes alguna vez fueron sus pares y hoy siguen representando naciones, usted ya no lo será.
Dé gracias al sistema norteamericano que le preservará bienes y derechos, aunque marginado -todo a su debida proporción-, a la versión norteamericana del magnate hombre de negocios dueño de Ciudad Peluche -como su copete-.; si viviera en la vecina nación del sur, usted sería acusado hasta la saciedad en las “morningueras” y se pondría el aparato del estado en su contra.
No habrá muro que se interponga en la llegada de la gran cantidad de fantasmas víctimas de sus acciones, mismas que no contemplaron piedad ni siquiera para los niños, muro que ya no importará por quién sea pagado. Creo que ni el de Macuspana le tomará ya las llamadas ni acudirá presuroso a sus inoportunas citas. El mundo regresará sosegado a la evidencia científica del cambio climático y a los tapabocas -cómo le hicieron falta, literal.
Recuerdo que cuando perdí mi última batalla, estando solo, en medio de aquel campo, gritaba yo: ”¡Mi reino por un caballo!” Quién iba a decir que más de medio milenio después, océano de por medio, se escucharía un grito similar que con voz quebrada imploró: “¡Mi imperio… por unos votos!”
Espero haya pluma magistral que lleve su vida a la posteridad.
Take it easy Sir.
Richard III of England
FUENTE: https://www.facebook.com/oscar.gonzalezazuela