COMUNICADOS DEL MÁS ALLÁ. DE RAMSES II PARA ANDRÉS FARAÓN DE MEXIKO. GRAN FARAÓN.
POR ÓSCAR GONZÁLEZ AZUELA, CRONISTA DE LAGO DE MORENO (MÉXICO)
Antes que nada aviso a usted que no soy maiceado por ninguna farmacéutica ni algún expresidente para escribirle, sepa que lo hago por pura inflamación de tanates.
Salgo del sarcófago garrapateando unas pocas tablas de arcilla en espera de que lleguen pronto a su destino por vía fluvial, de mi Nilo a su Grijalva, antes de que haga crisis el imperio que hoy maneja.
Sepa que tuve un hermano putativo llamado Moisés, iluminado -ese sí- y ducho, quien pudo guiar a su pueblo -como usted cree hacerlo-, logrando finalmente la salida de su estado de postración.
Sabrá usted que, siendo el bato tartamudo, se valía de la fluida y potente voz de su hermano Aarón para transmitir sus mensajes, cuestión que entiendo usted no hará, primero por lo terco que es y segundo, porque en un abrir y cerrar de ojos, su hermanito es capaz de cargar con el mismísimo becerro de oro, ya todos lo sabemos.
Le confieso que en aquel tiempo, Moisés me advirtió sobre el castigo divino que caería sobre mis dominios si no le hacía yo caso en sus demandas, lo que sucedió en poco tiempo.
De un día para otro pareciera que el cielo conspiró contra mí, como pasa en sus dominios. Las aguas se tiñeron de rojo, como hoy pasa en su suelo; llegó el hambre y la desolación; fuimos incapaces de atender tanta enfermedad; hubo falta de hierbas medicinales, plagas por doquier mientras yo me aferraba a la construcción de mis obras faraónicas, ¡cuánta coincidencia!
Incapaz de atinar en mis predicciones -reconozco que sí le atinó a la de Estados Unidos, y me refiero a la de los Dodgers-, me negué por largo tiempo en reconocerle la calidad de poder que a todas luces encarnaba ya el personaje con terquedad bíblica, tal como usted lo hace con el tal Biden; creo que luego de las ofensas de Trump hacia usted y su pueblo, acusa usted del Síndrome de Estocolmo, en el que la víctima se enamora de su victimario.
Es curioso que parte de su problema se limite a su incapacidad para el manejo del agua; mientras se las quita a los del norte de su imperio, en su tierra no sabe qué hacer con tanta; ese problema viene desde los olmecas -no de los mayas como usted dijo-; ¡por favor, parece usted nuevo! Por cierto, el río Grijalva lleva el nombre de uno de los conquistadores europeos; esperemos no vaya a querer cambiarlo y a exigirle disculpas luego de medio milenio de inundaciones periódicas, con usted ya no sabemos qué esperar.
Le recuerdo también que de esos afectados alimentó usted muchas veces su movimiento; claro que no es lo mismo chacualotear desde un cayuco que amainar las aguas desde los altares mañaneros, cuando su impávido plumaje no ha sido manchado en aquellos pantanos, cosa fácil de lograr si se les contempla desde el aire.
Dada mi cuenta de años, creo que ya no puede usted hacer uso del escape fácil de la corrupción de los anteriores faraonatos; inicia ya su tercer año de gobierno, el del cénit del poder; muy pronto, quienes le rodean asomarán el colmillo esperando su turno en el festín de la Cuatro Té.
Si Moisés clavó el cayado dando paso y salida a su propio pueblo bueno y sabio, haga lo propio en sus toscas meninges para dejar fluir esa caterva de enemigos imaginarios; ahogue bajo las impetuosas aguas de sus delirios tropicales prejuicios, insultos y resentimientos, esos que le persiguen en las pesadillas de las que no se entera ni su Nefertari. Maa salama. Ramsés II de Egipto.
Fuente: https://www.facebook.com/oscar.gonzalezazuela