POR OSCAR GONZÁLEZ AZUELA, CRONISTA OFICIAL DE LAGOS DE MORENO (MÉXICO).
De: JOSÉ VASCONCELOS
Para: MIEMBROS DE LAS CASILLAS ELECTORALES
Compatriotas, mañana van a una fiesta, designados defensores de la voluntad popular que acudirá mañana pluma y celular en mano a ejercer la obligación y el derecho logrado a consecuencia de la ciudadanía que delega en nuestros representantes populares convertir voluntad en ley, todo a diferencia de mis tiempos en que votar era sumisión o riesgo.
Les cuento que, habiendo nacido en 1882, durante la presidencia de Manuel González, viví casi treinta años bajo las reelecciones de mi paisano Porfirio Díaz; propuse los principios de la libertad de cátedra como miembro de la Generación del Ateneo. Por mi soltura en el idioma inglés fui invitado por el Apóstol de la Democracia, Francisco Madero para representar a su club político en los Estados Unidos, mismo que daría origen al Partido Nacional Antirreeleccionista que propuso al propio Madero como candidato a la presidencia en contra de don Porfirio; recuerdo haber rescatado la frase del “Sufragio Efectivo, No Reelección, lema que fusilé del Plan de la Noria al propio dictador, misma a la que aquel enredó y dio vuelta como queso de Oaxaca.
Saben que triunfó Madero, aunque luego de trece meses fue traicionado y asesinado, por lo que Carranza, me comisionó nuevamente a los Estados Unidos como su agente confidencial.
Triunfaba la revolución cuando se me encomendó la dirección de la Escuela Nacional Preparatoria, luego la rectoría de la Universidad Nacional de México en donde me impuse la idea de que fuera la propia Universidad la que trabajara para el pueblo de México; finalmente Obregón me encomendó la Secretaría de Instrucción Pública que transformé en Secretaría de Educación Pública hace exactamente cien años.
A través de este largo andar y como testigo de los problemas nacionales por mi participación antes, durante y después de la Revolución Mexicana, me sentí capaz de encabezar una lucha política de oposición para la Presidencia de la República que contó con la participación del estudiantado, que era mi bastión principal así como las clases medias y una gran cantidad de mujeres que daban otra cara a México con su decidida participación, aunque sin derecho aún al voto; la prensa estaba totalmente controlada y no había entonces mayores medios de comunicación.
Luego de aquella elección me desterré para escribir, no sin dejo de amargura mi memoria vivencial en “Ulises Criollo”.
Quiero que estén conscientes del cambio y avance de México; el gobierno organizaba entonces las elecciones, mismas que controlaba con las fuerzas armadas en caso de ser necesario, lo que causó encarcelamiento y muerte de muchos de mis seguidores. Era el propio estado el que elegía lugares, montaba las casillas, contaba los votos y daba finalmente las cifras oficiales; esto ocurrió así hasta 1988, cuando aquel Secretario de Gobernación, hoy empoderado político -con el debido cambio de uniforme y chip-, hizo que se cayera el sistema para dar tiempo al retoque necesario de las cifras oficiales.
Pasado el tiempo, tenemos ya reglas claras y transparentes delegadas a la propia ciudadanía que encarnan, misma que regula las elecciones por encima de la opinión o los intereses personales o de grupo. Serán decenas de miles de integrantes de las casillas que habrán de desmañanarse; en algunos casos serán mal vistos por la fila de votantes; podrán pasar hambre, angustias por un baño y hasta enfrentamientos con representantes de partido a fin de contar y calificar cada voto con el mayor sentido común; resguardarán y trasladarán los paquetes electorales a las sedes correspondientes delegando ya en otras autoridades el hacer valer el voto por voto y casilla por casilla -como rezaría el quejido de algún gesticulador- todo en tiempo y forma.
Señores funcionarios de casilla: México deposita en ustedes su confianza para hacer valer la decisión popular. Serán ustedes los héroes anónimos que representen valladar frente al que se estrelle cualquier pretensión autoritaria, venga de donde venga.
Mi deseo, que se comparta este comunicado al tiempo de ofrecer disculpas por el tiempo invertido en su lectura; comunicado tan venido a menos -la falta de práctica deshace al Maestro-, con el que solamente he querido hacer referencia de quienes hemos colaborado hacia el estado de garantía electoral que ya guarda el país, reducido todo a la sencillez de: orden, conteo y respeto.
Este Ulises, en lejanía, contemplará su entrañable patria de Ítaca, satisfecho por como habrán de saber cumplir su responsabilidad ciudadana, al tiempo que muchos hoy poderosos, se deberían atar al palo mayor de su propia nave a fin de evitar dar oídos al canto de las sirenas que creo, ya ha sido escuchado por el piloto mayor.
José Vasconcelos
¡Nos vemos mañana!