POR OSCAR GONZÁLEZ AZUELA, CRONISTA OFICIAL DE LAGOS DE MORENO (MÉXICO).
DEL: PADRE ADÁN
A: ADÁN AUGUSTUS
Expulsado del Paraíso Terrenal, que bien pudo haber estado ubicado en el Edén que recién has gobernado, miles de generaciones han descendido de los encuentros que tuve con mi amada Eva, quien a su vez brotara de una de mis costillas.
Debes saber que ella, mañosa, instauró la costumbre de “los antojos” sin estar embarazada; y lo peor, que se entercó en hacerme probar junto con ella, la manzana del Árbol del Bien y del Mal -aún tengo dudas si no era peyote-, a cambio de no sé qué tesorito, y esto te lo aclaro porque en verdad yo estaba entonces más que inocente, por llamarle de alguna manera.
Inocente, así es como se te ve, recién subido a la meseta en la que si bien te irás olvidando de hongos y humedades corporales, también deberás conocer por sus altares de calaveras o tzompantlis, en donde ahora quedan impresas las doloridas calaveritas recién sacrificadas con rictus aparentemente sonriente, como el que ayer mostraba doña Olguita, la pobre…
Pero volviendo a mi relato, en la cruda por la congestión aquella, nos dimos cuenta de estar en cueros a la llegada de El Señor quien, justificadamente enojado, nos expulsó del lugar, dejándonos de tararear aquello de “Ven, ven, ven, que Tabasco es un edén”, como tan cariñosamente lo hacía y en venganza contra la autora intelectual de la falta, le endilgó dolores de parto, torzones y cólicos mensuales que con habilidosas mañas, sus femeninas descendientes han tomado como pretexto para conseguir desde unas tortuguitas de chocolate en Sanborns hasta un departamento en condominio; según el sapo es la pedrada, y de eso sí sabes.
¡No voy a permitir que mi propio tocayo ignore los primeros datos del berenjenal en que lo han metido!, te toca ahora el manejo interior de una nación formada, no por las siete tribus, sino por hordas encabezadas por secuaces que reparten las ubres a discreción, líderes dominados por los genes de mi amado Caín, capaces de asesinar un hermano a cambio de una torta de huevo.
Y eso no es lo peor, sino el que deberás estar a expensas de las ocurrencias de un Nerón de pacotilla que igual ordena inundar y avasallar casas y bienes de aquellos a quienes dice defender que dejar sin medicinas a inocentes a cambio de una afrenta política o bien, incendiar pozos petroleros al tañer de su desafinada lira.
Afortunadamente el tipo cojea de la misma pata, o sea, tiene su propia Eva, debiendo pasar a veces más horas explicando y dando gusto a sus caprichos, todo para evitar salga de palacio gritando como La Llorona por las calles del Centro Histórico.
Adán querido, a partir de mañana te serán ofrecidos frutos dulces, tu paso será envuelto en sonrisas y caravanas, nada te creas. Abona al diálogo, traza puentes de entendimiento, hilvana, suelta redes, captura y muestra la otra cara de Tabasco de frente a un país entero que vive a expensas de las locuras del emperador; hazme caso y pue’que crezcas.