POR OSCAR GONZÁLEZ AZUELA, CRONISTA OFICIAL DE LAGOS DE MORENO (MÉXICO).
DE: PRÍAPO
PARA: EL SEMENTAL TROPICAL
Señor, antes que nada le pido no se me espante por este mi aspecto: antecedentes mitológico-familiares me hacen aparecer en permanente estado de erección siendo venerado por muchas esperanzadas damas y muchos más varones, que no entienden mi incomodidad, ni la imposibilidad que me representa el poder llegar a portar unos pantalones vaqueros ajustados o el tenerme qué sentar para cada mixión, a efecto de no andar orinando por ahí paredes y techos, aunque reconozco que no deja de ser placentero y hasta un orgullo el amanecer diariamente boca arriba con las sábanas a manera de carpa de circo…
Qué le vamos a hacer, así soy, aparte de enamorado y cumplidor; pues bien, luego de que han dejado de leer esta comunicación los más decentitos seguidores de Nicomedes, paso a hacer alguna reflexión, como visita de Hipócrates, o sea, de manera breve.
Conocido en la cultura romana como un fértil dios, de grandes proporciones, es sabido que entre los jóvenes que tratan de dimensionar su atributo de varón de manera mayor a la que les fue otorgada por los dioses, se llega a dar el caso de quienes jalan sus míseros pellejos para tratar de mostrar a los demás lo que no tienen, de donde viene la juvenil frase “no te la jales”, que algo tiene que ver con este comunicado que hoy le dedico.
Creo que el dar a conocer las grandes cantidades de dinero prestadas y guardadas en sus reservas -el Salón Tesorería ya sirve para otras funciones, lo sabemos-, no es ningún mérito, como tampoco lo es el presumir las grandes cantidades que envían los paisanos a costa de tallarse el lomo fuera y lejos de la patria que les expulsó, todo por carecer de condiciones para poder trabajar; “¿TENGAN PARA QUE APRENDAN?”, por favor señor, ahora sí que: “NO SE LA JALE”, independientemente de que es una pérdida de tiempo informar a su propio gabinete acerca de lo que ellos mismos le informaron para que usted informara al Congreso, ¿sí me entiende?
Ahora ya con menos lectores aún, le aclaro que, como todos sabemos, esos mismos jóvenes al inicio de su vida sexual activa piensan, elucubran y llegan a darse cierto tipo de tocamientos que les lleva a una eyaculación, lo que es llamado popularmente hacerse “una chaira”. O sea: el imaginar, pensar y gesticular en torno a hechos que solamente se dan en la mente del tocado -literal-, y que ha hecho que sean conocidos popularmente también como “chairos”; sí, todos aquellos que leen y se creen sus otros datos como lo hicieran otras generaciones en torno alguna una revista para caballeros, en la que se llegaron a enamorar de mujeres solamente impresas y retocadas digitalmente, como si fueran cifras de la 4T.
Seamos serios señor, para esta segunda mitad de su sexenio que hoy inicia, le recomiendo estar ya exento de chairas y jaladas; entienda que ya no está en tiempo.
Es mi deseo, al tiempo de enviarle un caluroso saludo con sana distancia -por su bien-:
PRÍAPO