POR OSCAR GONZÁLEZ AZUELA, CRONISTA OFICIAL DE LAGOS DE MORENO (MEXICO).
DE GENARO ESTRADA PARA EL CARNAL MARCELO
Estimado Canciller, aunque lejano en apetitos mundanos, no deja de darme cierto resquemor el quebradero de cristales que veo se hace de nuestra política exterior por parte de la Fiesta del Chivo en que se ha convertido Palacio Nacional cada mañana.
En cuanto a nombramientos diplomáticos sepa que he visto de todo: bromas que con agudeza se aplicaron al expresidente Echeverría cuando su “hermano” decidió enviarlo al lugar más alejado de México como son las Islas Fidji; a Alfredo del Mazo cuando Carlos Salinas lo mandó a la Belga -al buen entendedor una palabra-, embajadas que tuvieron que ocupar porque: “Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”, según dijera César Garizurieta, nuestro célebre “Tlacuache”.
Como representantes de México en Europa -sin grado de Embajador- hemos tenido a gente de la talla de Sóstenes Rocha, quien se negó terminantemente a quitarse el uniforme militar para vestir de frack que era la etiqueta que se reclamaba para ser recibido por la Reina Victoria; -Diga a su Majestad -pidió al intérprete-, que me disculpe, pero esta es la gala con la que me distingue mi gobierno, que es el mayor reconocimiento que puedo hacerle”. Por cierto, dueño de gran fama luego de su atrevimiento, alguien en París quiso hacerle una broma y sabedor de su temor por las alturas, lo invitó a subir a un globo delante de otros muchos personajes. Accedió el general Rocha sufriendo en aquellas alturas; el francés se burló: “Cómo es posible que un hombre con fama de valiente muestre esta cara de pavor mi general…”. Rocha respondió desenfundando su espada para empezar a tasajear el globo: “Me muero de miedo pero de mí no te vas a burlar hijo de la ching…”. La cara de pavor correspondió entonces al francés, bajando la nave precipitadamente sin mayor percance.
Como embajador en Europa, Gonzalo N. Santos fue famoso por los comelitones típicos que ofrecía en la sede de nuestra embajada, los que cerraban con tequila y un buen puro, tratando de amenizarlos con mariachi.
Pues bien, la llamada Doctrina Estrada, bautizada con mi apellido por mi autoría, se refiere a evitar herir no solamente la soberanía, sino también honor y susceptibilidad de nuestras naciones amigas, enviando a ellas como representantes a personas dignas de ello; muchos casos ha habido de hombres de letras y políticos a quienes se da ese reconocimiento, mas nunca la personificación de Judas a quienes públicamente se irán dando denarios al cabo de su gestión, que es como ahora lo hace con los exgobernadores de los estados que entregaron con el beso de la traición morena a los estados que gobernaban, en el Getsemaní en que ha convertido a la República, todo bajo su seráfica complacencia, señor Canciller.
Si bien es facultad del ejecutivo mantener o retirar a nuestros agentes diplomáticos cuando lo crea procedente, debe por lógica hacerlo con personajes escogidos entre los muchos que preferentemente, fueron capacitados exitosamente, en el Instituto Matías Romero, que para tal efecto sostiene el estado, mas no hagamos olas, porque capaz que se le ocurre desaparecerlo a YSQ.
La ofensa que las naciones hermanas reciben con el nombramiento de gente indigna es una primera afrenta, pero la designación de alguien que debería apellidarse Zalamerón, eso es rudeza innecesaria, sea para el país que fuere; si alguien pidió que mediara un canal de por medio entre el susodicho y Palacio Nacional, parece que le aplicaron la misma bromita que a Echeverría y a Del Mazo.
El descabello presidencial -cuyas consecuencias no alcanzamos aún a medir- fue el haber calificado a Salmerón como el mejor investigador luego de Friedrich Katz en torno a Pancho Villa, lo que debe haber causado furia hasta ahora contenida al más leal de sus seguidores, Paco Ignacio Taibo II; el asturiano ha recibido una puñalada por la espalda de la que responderá a su tiempo.
La petición de que las mujeres acosadas por Salmerón denuncien formalmente sale sobrando; a la denuncia seguiría la petición de prueba, fotos o grabación en un desgaste sin sentido para las víctimas, al estilo de lo que se hizo con el caso Macedonio.
En torno al asunto, espero por lo pronto actitud y votación en el Senado, así como la reacción panameña. Interesante el panorama desde esta Rotonda en la que me apresto a platicar ya con Sóstenes. A lo lejos escucharé comentarios y reacciones de Gonzalo y Alfredo, porque a Luis creo que aún le falta…
Reciba un abrazo, no tan salmeronamente cercano: Estrada