DEL : HERMANO FRANCISCO

PARA: EL HERMANO PEJE

Acostumbrado a hablar con todo tipo de animales, hasta con bestias feroces, me dirijo a ti Hermano Peje, dado que me has invocado con aquello de tu ofrecimiento de la pobreza franciscana para tu pueblo, aunque te aclaro que yo no le quité nada a nadie, simplemente me despojé de mis propias riquezas, no de las de quienes me rodeaban, pero aún no te me encabrites que apenas empiezo: ¡Paz Hermano Peje!

Te pregunto: ¿cómo es ley que tu supuesta transformación viva del horror y de la muerte? El espanto que vierte tu voz matutina, la que esparce el llanto de tanta criatura que ya no contiene con tu mañanero encono infernal.

Y sí, reconozco que el neoliberalismo tuvo mala levadura, es triste; mas no por eso se han de soportar tus diarias ocurrencias; plugo al cielo se melifique tu ser montaraz.

Ofreciste gobierno y República Amorosa, sacabas el pañuelito blanco, así como tu ineficaz y famoso “Detente”, entonces dime Hermano Peje: ¿Por qué has vuelto al mal?

Mientras yo pedía a Dios hiciera de mí instrumento de Su paz; hoy en donde hay amor tú pones odio y resentimientos; viertes la ofensa en donde debió haber perdón, desunes, mientes y desesperas al más templado.

Hermano Peje, inundas tu patria en las tinieblas del crimen y la tristeza. No consuelas, no amas, menos comprendes; siempre quitas en vez de dar.

Finalmente Hermano Peje, veo que tu terquedad te ha hecho más feroz que El Lobo de Gubbio, haz lo que se te dé tu regalada gana, regreso a mi Ermita, pidiéndote una sola cosa: no invoques el espíritu franciscano, ¡no me jodas!

Francisco

FUENTE: https://www.facebook.com/oscar.gonzalezazuela