POR OSCAR GONZÁLEZ AZUELA, CRONISTA OFICIAL DE LAGOS DE MORENO (MÉXICO).
DE: CRONOS
PARA: EL TYRANNO DE MÉXICO
Señor don Andrés Manuel, Tyrannus de México, desde un rincón del Olimpo, le escribo sin tantita la pena, para recordarle que el paso del tiempo es avasallante y que esto que traigo aquí colgando en medio de los muslos no lo traigo no’más de adorno… y me refiero a mi reloj de arena.
Le informo por si no lo recuerda que acaba de dar usted su último Grito de Independencia desde el Balcón Central de Palacio Nacional en plenitud de poder, ya que, según el protocolo -si es que lo cumple-, el próximo lo deberá dar en Dolores Hidalgo, y el último a unas trescientas horas de dejar el poder, según me lo marca mi ampolletita de cristal.
Preocupado, le confieso haberle visto, como siempre con la cara ajada pero ahora más desmadejado, a pesar de los cantos, apapachos y arrumacos dignos de minino, por parte de quien mejor le conoce, misma que ha soportado y ha hecho más méritos que muchas de las heroínas de Paseo de La Reforma, reconozcamos.
Entendía yo que las ceremonias de “El Grito” eran para vitorear, o sea -como dice usted- para dar vida. En su caso pidió dar muerte entre otras cosas a la corrupción, ojalá lo practique haciendo lo propio con sus esbirros, sin que esto solamente sea esbozado a manera de amenaza, al estilo de «coopelas o cuello». En relación a la muerte al clasismo, eso es harina de otro costal, propio de El Contrato Social pero no tengo tiempo para explicarle ni usted facultades para entenderlo, dejémoslo para una divertida plática que podrían sostener digamos, su Presidenta de Derechos Humanos con la Secretaria de Educación a quienes “La Guayaba” y “La Tostada”, se dice, les han dejado muy alta la vara.
Se le vio gritar y aferrarse al cordón del badajo del esquilón de San José a manera de metáfora, como si se quisiera columpiar para perpetuarse en el poder, ¿verdad que no?
Por otro lado y hablando de metáforas me llamó la atención el poco tino de quien escogió que cantaran los Tigres del Norte “El Jefe de Jefes”, luego el popurrí musical que inició con la “Pelea de Gallos”, no de corcholatas sino de la Feria de San Marcos, para seguir con “Allá en el Rancho Grande”, a donde se irá más que pronto; “me dicen que soy arriero” -¿y en el camino andamos?-, “La Culebra” y “El Querreque”; oiga, ¿le saben algo u qué?
Y ya entrado en gastos, me quedé a escuchar lo que había proyectado como una declaración de guerra contra los Estados Unidos que quedó en una salivosa batea para proponer la paz para Rusia y Ucrania, ¡no manche!
Me arremangaba ya la túnica para partir cuando vi desfilar una fuerza impresionante de militares y guardia civil, en un alarde que no entiendo por qué no se aplica en defensa de su pueblo o en contra de quien le anda avasallando, a menos que sea una simple amenaza que planea en función de quien se le contraponga.
Bueno, no le quito más el tiempo, mismo que espero empiece a administrar concienzudamente.
Me alejo recordando su compungida cara desde el balcón de Palacio, citando una melodía que olvidé nombrar y que también se cantó en el popurrí que he relatado, misma que dice: “Ay, ay, ay ay… Canta y no llores”…
Su olímpico amigo: Cronos