POR OSCAR GONZÁLEZ AZUELA, CRONISTA OFICIAL DE LAGOS DE MORELOS (MÉXICO).
DE: GEORGE ORWELL
PARA: MARIO DELGADO, PRESIDENTE DE MORENA
Dear Mr. Delgado:
Escribí hace 75 años una de mis obras más celebradas, dirigida en contra de los totalitarismos, titulada “Rebelión en la granja”, la cual trata de una revuelta en la que los animales todos se enfrentan a su amo, de quien eran víctimas de maltrato y explotación. Aunque mi novela estaba dedicada al totalitarismo soviético, puede ser adaptada en torno a muchos regímenes vigentes; le explico, para su cavilación, creo que le puede servir:
En la obra, el granjero es expulsado, creando los animales del lugar siete mandamientos fundamentales que proyectan hacer cumplir, mismos que se escriben sobre una gran pared de la granja y que son:
– Todo lo que camine sobre dos pies es un enemigo.
– Todo lo que camine sobre cuatro patas, que nade, o tenga alas, es amigo.
– Ningún animal usará ropa.
– Ningún animal dormirá en una cama.
– Ningún animal beberá alcohol.
– Ningún animal matará a otro animal.
– Todos los animales son iguales.
Por sentirse más inteligentes, los cerdos, cabezones y de ojos saltones -cualquier similitud es mera coincidencia-, se erigen como líderes del clan, aunque empiezan a tener diferencias por lo que expulsan a quien no piensa igual a Napoleón, su líder.
Es así que los demás cerdos se convierten en élite dominante y todos los demás animales se mantienen bajo esta nueva dictadura, amenazados por los fieros perros de Napoleón prestos siempre para destazar a quien se los ordene el poderoso cerdo.
Poco a poco estos cerdos empiezan a adoptar los defectos propios de aquel hombre, mismos que fueron origen y justificación de su movimiento, reduciendo y adecuando sus mandamientos a:
– Ningún animal dormirá en una cama CON SÁBANAS.
– Ningún animal beberá alcohol EN EXCESO.
– Ningún animal matará a otro animal SIN MOTIVO.
Los otros animales de la granja empezarán a ver multiplicada su carga de trabajo, a la vez que se disminuye su ración de comida al tiempo que evitan hacer cualquier queja ante los cerdos, a riesgo de ser acusados de conservadores.
Finalmente, en mi novelita expongo el único mandamiento que queda en pie de los originales siete:- Todos los animales son iguales, pero HAY ALGUNOS MÁS IGUALES QUE OTROS -ignoro si esto se da producto de alguna encuesta-.
Hacer un recuerdo de esta obra no deja de ser útil para quien conduce un partido político, quien debería recordar siempre su origen y funciones, siempre por encima de la de un lacayo o perro de presa que actúa bajo las órdenes de un cerdo, por poderoso que este sea.
Repito, es una síntesis de mi olvidada novela, ¿le suena un poco don Mario?
Sincerely, Orwell