POR ÓSCAR GONZÁLEZ AZUELA, CRONISTA OFICIAL DE LAGOS DE MORELOS (MÉXICO).
Muy señor nuestro, escribimos esta carta dado que se nos cerró el acceso a la última mañanera de palacio según esto por nuestros excéntricos ropajes, a pesar de que inexplicablemente a Lord Molécula sí le dieron acceso; es por ello que, a diferencia de lo que la tradición establece, escribimos ahora nuestra carta para usted, esperando no se encabrite y mande sacrificar inocentes por lo que comunicamos ni nos vaya a endilgar a una reina maga para romper de una vez por todas con el Club de Toby que formamos, aunque le haga berrinche su señora.
Para esta fecha ya hemos sido rebasados por Santa Claus, ese gordo del abrigo colorado al que la Coca Cola le llegó al precio y que se pasea en caravanas con grandes carcajadas como burlándose de ganarnos la partida por una docena de días año con año; ese sí que es un neoliberal corrupto.
El asunto es que, llegamos cada año desde el Lejano Oriente -sí, sepa usted que hay regiones más allá de Macuspana-; venimos fatigados, cabalgando en caballo, camello y elefante para repartir los guardaditos que dejamos de oro, incienso y mirra, pero para nuestra sorpresa, todo ello nos informan que está agotado desde hace tiempo.
Resulta que el oro ya se lo repartieron a una bola de buenos para nada, incondicionales de un Cuatro Té -¿tendrá que ver con cuarto testamento?- para fines nada claros y poco auditables.
Por otro lado el incienso se ha agotado al paso de usted y de su séquito, al grado de que hemos visto ha tenido que portar negro abrigo a fin de evitarle el ennegrecimiento de las carnes blandas por tanto tizne que le persigue -literal-.
La mirra -ojo, hablamos de mirra, no de birria-, utilizada esta para el embalsamamiento de los muertos, fue superada en demanda debido a las más de cien mil víctimas oficiales solamente de epidemias, sin tomar en cuenta a las víctimas de la violencia; o sea que nuestro guardadito de mirra quedó agotado hace ya muchos meses.
Para colmo de males, se nos desengaña con que no hay tal Estrella de Belén sino la conjunción de dos astros, realmente no sabemos a qué venimos hasta a esta tierra.
Por favor no se vaya a querer lavar las manos como Pilatos, esas manos que ya vimos, no saben agarrar ni una pala, las que desesperan por su ineptitud hasta a quien tanto le ama; tampoco vaya a ofrecernos un tiktok para enseñarnos cómo se hace una rosca, desconfiamos del muñequito que tratará de introducirle para nuestra futura sorpresa.
Pero, como dicen en nuestra lejana tierra: “a falta de pan árabe, hoja de parra”, dejaremos sembrados para este su pueblo varios valores: el ejemplo de la buena administración del Rey Salomón; el de la concordia de la Sagrada Familia; el de la paz del Mar de Galilea por donde Jesús caminó con la fe con la que su pueblo debe encauzarse a recuperar su dignidad, todos crayola en mano, a pesar de la angustia que vemos ya reflejada en los farsantes que acaparan los beneficios de estos tiempos.
Esperemos estos regalos que hemos de dejar, no en las babuchas sino en la cabeza de quienes aún creen en nosotros, sirvan de estrella guía para su accionar al paso de esta crisis que tarde que temprano, cesará.
Dejamos pues la esperanza, pendientes de que con ello no se incomode usted.
Sepa que el día siete de enero tornaremos de regreso por ruta diferente, sólo por despistar al enemigo, no vaya a ser que…
Wadaeean Sadiq, reverencia para usted de: Melchor, Gaspar y Baltasar
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