POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Pasamos de los políticos pagadísimos de y por sí mismos a los que se ofrecen a trabajar gratis et amore. ¡Qué miedo! Veo lo que cobraban los alcaldes de antes y lo que dicen que ganarán los de ahora y me asusta el ahorro previsto, es decir, lo que quedaremos a deber. Una perversa manera de excluir a competentes que se valoran y no son pródigos ni zampabollos. Para los cargos de responsabilidad deberíamos confiar en los más capaces, no en los más garbosos. ¿Contrataríamos a una persona sin sueldo, no hablo de los autónomos, para dirigir una empresa?, ¿es posible legalmente? Tampoco le daría una obra a una constructora que tirara los precios. Que el trabajo bien hecho carezca de remuneración es sospechoso, injusto y temerario. Nos crujen a impuestos por entregar la hacienda a los hijos y otorgan indulgencias por trabajar para el obispo. ¡Cuidado con los cepillos!
Fuente: http://www.lne.es/