POR MANUEL GALEOTE, CRONISTA OFICIAL DE IZNAJAR (CÓRDOBA)

Un andaluz que bebió en las aguas del Genil la misma poesía popular granadina que nutrió la literatura de Federico García Lorca y la música de Manuel de Falla. A los 100 años de aquel Concurso de Cante Jondo de 1922, El Carpintero se ha despedido de las veladas de poetas (sentados todos, público y poetas, alrededor de una mesa con alimentos y bebidas o vinos de la tierra) y se ha mudado a las barandillas del cielo.

Allí lo esperaban Los Lázaros (a los que conoció R. Alberti), Los Tosquillas, Los Ruchos, El Caco, Chaparrillo, El Relojero, Fermín de Priego, Pedro Rama, Diego Castillo, El Conejillo, El Pavo de las Mesetas, Basilio el de los Claveles, Tomizo y tantos otros cuyos nombres habría que grabar en el mármol. Todos ellos han sido LOS POETAS DEL GENIL, cantaores, trabajadores, animadores de las veladas y promotores de la fiesta.

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