El pasado miércoles 5 de diciembre, a las 9 de la noche, en el salón principal de la “Sociedad Cultural Casino de Torrevieja”, Antonio Luis Galiano Pérez, Cronista Oficial de Orihuela, pronunció la conferencia “GABRIEL MIRÓ, OLEZA Y SUS GENTES”.
La conferencia estuvo encuadrada dentro de las “XXVIII FIESTAS DE INVIERNO” que la entidad decana de la cultura torrevejense.
GABRIEL MIRÓ, OLEZA Y SUS GENTES
(Presentación por Antonio Luis Galiano Pérez)
No hay mejor homenaje a un escritor, que leer su obra. Esta obra, labrada con la meticulosidad de un orfebre, nos lleva de la mano de Gabriel Miró hacia una sublimación de la estética literaria. Sin embargo, en esta conferencia no se plantea un estudio sobre la misma en estos aspectos, sino que se ofrece la visión de un historiador sobre los hechos, lugares y personajes en dos de las novelas, tal vez, las más conocidas e importantes en la obra mironiana. Concretamente en sus novelas de Oleza: “Nuestro Padre San Daniel” y a “El Obispo Leproso”. Si tras esta Conferencia, nos vemos incluidos a leer o releerlas, bienvenida sea la misma como homenaje a este alicantino, que vio en Oleza a Orihuela y sintió a Orihuela como Oleza.
Ello, no debe limitarnos en su lectura y, desde aquí, deberíamos volver los ojos hacia las páginas de “Figuras de la Pasión”, de “La mujer de Ojeda”, “Del vivir” y “Nómada”, y adentrarse en las líneas de “Las cerezas del cementerio”, de “El abuelo del Rey”, de “Libro de Sigüenza”, de “Años y leguas” y de tantos otros trabajos de uno de los escritores que más gloria ha dado a Alicante y su provincia, junto con Azorín y Miguel Hernández.
En esta Conferencia se intenta descubrir a Oleza y sus personajes, desde la perspectiva de Miró, así como los hechos y el decorado que el alicantino alteró a su interés en beneficio del argumento, aproximándonos a las fuentes históricas indirectas a las que recurrió en sus dos novelas, siendo un revulsivo para adentrarnos en esa ósmosis realidad e irrealidad, veracidad o ficción, que Miró nos presenta.
Cerremos los ojos y llevados por Gabriel Miró, transportémonos hacia Oleza en la segunda mitad del siglo XIX y, deleitémonos, con su paisaje, con sus gentes, como personajes o como defensores o no de su obra, con sus hechos pretéritos y coetáneos, y deleitémonos en la libertad novelística del inmortal novelista alicantino.