POR JOSÉ ORTIZ GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE MONTORO (CÓRDOBA)
Continuamos descubriendo nuestra ciudad, adentrándonos en su esencia más pura, más genuina, en calles escarpadas y sinuosas, donde el blanco y la molinaza vuelven a ser predominantes junto con las afloraciones rocosas de pizarra que sirven de cimiento a gran parte de nuestra «Bella Escondida».
Para ello utilizamos ropa y calzado cómodo, imprescindibles para el recorrido del día de hoy, dispuestos a perdernos por sus rincones más recónditos.
Los escudos nobiliarios y las inscripciones que nos vamos encontrando en los dinteles de puertas son la prueba más clara de que en esta zona se concentró gran parte de la alta sociedad montoreña, un lugar privilegiado para vivir que conserva ese encanto especial que te confieren los siglos de historia y que han quedado grabados en sus muros.
Comenzamos en Plaza de España y volvemos a terminar en nuestro majestuoso Puente Mayor.
Recorrido:
Plaza de España, Postigo, Bartolomé Camacho, Plaza Sta. María de la Mota, Capitán, Olivares, Mota, Postigo, Coracha, Grajas, Criado, Coracha, Dotes, Santiago, Carne, Puente, Despojos, Panaderos, Agua, Jardín, Aparcamientos, Camino Nuevo, Ribera del Guadalquivir y Puente Mayor.
Finalizamos frente a nuestra «Faneguera» más célebre, obra del escultor montoreño, Martín González Laguna, que junto con la del «Vareador» presiden nuestro Puente Mayor en una de las estampas más bellas de nuestra ciudad y como el mejor homenaje que Montoro rinde a nuestros trabajadores del campo, parte fundamental y esencial de la sociedad montoreña: nuestros Olivareros.
¿Nos acompañas?
Fotografías: MJGC