POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Lamento el cierre de Conrado, que perjudica a nuestra ciudad y a la hostelería, como a la buena fama del pescado perjudicó la jubilación de aquel inefable maître, Saturnino González, que tanto piropeaba a sus merluzas salvajes y a los comensales que la pedían. “Excelente elección”, tomaba nota y se respigaba nuestra autoestima. De Tineo vinieron a instalarse en Oviedo Conrado Antón y Jesusa Pertierra, hacia 1970, en 1980 tomó las riendas del negocio su hijo Marcelo Conrado, hasta que hace pocos años necesitó ayuda y se pusieron al frente sus hijos. Ahora Laura y Javier deciden echar la persiana antes de rebajar la calidad de sus productos, de abaratar el menú, desbaratarlo y perder sus señas de identidad, su frescura. Es un asunto de conciencia, de no tratar al cliente peor de lo que uno sabe ni cobrarle menos de lo que uno merece. Cierra Conrado y perdemos de ganar. A esto llamo lujo cesante.
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