POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)
Cuando el invierno ha abierto las puertas al frío, a las mañanas aceituneras, quedo con Tino, que ha logrado formar parte de la vida cotidiana del pueblo donde habita.
El cruzar esta Plaza de la Fuente Vieja, llena de recuerdos, de su antigua fuente, donde todos los vecinos, hacían cola, colocando sus cántaros o recipientes en el ruedo de la plazoleta, desde la madrugada, hasta que “daban el agua” en torno a las seis de la mañana.
Ha cambiado el espacio, pero no los recuerdos. Junto a esta fuente se ha desarrollado la vida comercial de Ángel. Primero de la dinastía, que continuó de forma brillante y de entrega su hijo Constantino.
Nos acercamos para charlar con él en este periodo en que la Navidad, transcurre.
He seguido la vida comercial, de vecindad y la prudencia, el trabajo interno en las cofradías o asociaciones ha sido el de la responsabilidad y esfuerzo.
Constantino
Su infancia y escolaridad en los primeros años de su vida. De su periodo escolar recuerda a D. Ricardo López, que le enseñó Matemáticas, y le mostró la senda para resolver los problemas matemáticos. D. Ricardo tenía un brasero bajo la mesa, los niños de la clase se turnaban para calentarse las manos. La Primera Comunión la hizo en la parroquia de San Andrés, siendo párroco, D. Lorenzo Charriel, al final de la misa, el reparto de torta y jícara de chocolate, para los niños.
En este periodo dieron comienzo las obras para la urbanización del Pozo de Armijo, y cubrir el Arroyo de la Villa, por donde pasaban todas las aguas fecales locales. Los niños se dedicaban a ponerse sobre unos cartones en el trasero y deslizarse por la pendiente existente o tirar palos para hincarlos sobre el húmedo terreno. Tino comenzó su experiencia comercial,desde niño. En un patio cerca de la tienda, colgaba de una cinta sobre la pared diversos regalos y caramelos,los niños con la escopeta de plomos de Tino. tenían, previo pago, disparar y cortar la cinta, recogiendo los regalos.
Su maestro animó a su padre para que continuase estudios secundarios, como su hermano, que finalizaba Ingeniería, pero su padre, Ángel, comerciante, dijo que con uno que estudiase bastaba, el otro tendría que dedicarse a ayudarle en la tienda.
La tienda de Ángel, tuvo su inicio en la calle Cantarerías. Al dar comienzo la guerra de 1936, su padre fue encarcelado por no ser adicto al régimen; primeramente en la cárcel que hubo en los sótano de la Casa de los Arcos y posteriormente trasladado preso a la Catedral de Jaén; fue puesto en libertad, unos días antes de los asesinatos del Tren de la Muerte. Tino nació en 1938.
Ángel empieza en 1939 las obras para construir su comercio en la calle Parras, esquina con la Fuente Vieja, sobre lo que había sido una casa señorial. Compró un camión de palos para los techos a Carríon de Albacete y la piedra se la traían de una cantera de piedra blanca, los arrieros venían con los burros cargados , y recibían como pago unos vales de alimentos.
El negocio comenzó a funcionar en aquellos años difíciles, gracias al empeño que puso su padre. Viajaba a Úbeda para adquirir género que no llegaba a nuestra localidad, como el bacalao. Dotaban a las familias de la localidad, de las famosas cartillas de racionamiento, y fue el comercio que más cartillas logró reunir , patatas, arroz, azúcar… campaña del estraperlo.
Dos empleados colaboraron en la atención del comercio, Pedro Antonio y Emilio, recordados por todos los villanovenses de aquella época.
La imagen de San Miguel Arcángel
En el Santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta, en uno de los retablos laterales hay una imagen de San Miguel Arcángel, a la que se le tiene un gran fervor y que procesiona el día 29 de septiembre, junto a la patrona la Virgen..
Ángel Martínez prometió, que si salía de la cárcel, donaría una imagen de San Miguel. Viajó hasta Madrid, y visitó una casa dedicada a la venta de imágenes religiosas. Allí contemplaron distintos modelos, y eligieron una en la que aparecía San Miguel con una balanza( en consideración a la balanza del comercio). Estuvo expuesta varios días en el escaparate y realizaron una procesión para subirla al santuario. José Luis Nula escribió un texto sobre el pedestal. “Esta imagen fue donada por D. Ángel Martínez Peña, año 1946. Tino heredó a la muerte de su padre, la organización de la procesión de San Miguel. En la actualidad es su hijo,Miguel Ángel el que ha tomado el relevo y ante el deterioro de la imagen, junto a un grupo de amigos montaron un chiringuito en las fiestas, y con el dinero obtenido pudieron restaurarlo.
Mili, historias vividas
Tino, se quedó al frente de la amplia tienda y clientes a los dieciséis años, poniendo con su juventud e ilusión, mil maneras para atraer a los parroquianos.
Cuando llegó el momento del Servicio Militar, su padre Ángel volvió a ocuparse de los pedidos y control de todo.
El sorteo de los reclutas, no le favoreció y le correspondió hacer el servicio militar en Sidi Ifni.
La partida, como en todos los casos, se llenaron con la despedida de todos los vecinos y familiares visitando la casa, y entregándole algún regalo en dinero o alimentos, y las recomendaciones de todos.
En camiones hasta Úbeda y después a la estación de Baeza para montar en el tren, recogiendo en otras estaciones, especialmente Córdoba, a numerosos reclutas, hasta llegar a Cádiz. El barco los alojó en las bodegas durmiendo en colchones de paja, les gustaba contemplar el mar por las ventanas de la bodega. Como los barcos no podían acercase a la costa, camiones anfibios los recogían , cuando estaba el mar en calma. Los trasladan al Aiun y construyen el campamento. El agua se la llevaban en camiones. Al saber escribir a máquina, lo destinan a pagaduría, rezaba el rosario en la sala destinada a capilla. Sus padres le enviaban dinero y algunos alimentos , especialmente leche condensada. La comida básica era patatas con camello. La mili duraba dos años, al donar, voluntariamente, sangre, le concedieron un permiso. Al llegar a Las Palmas, regresó en avión hasta Madrid, donde su hermano lo esperó y le mostró los lugares y monumentos más destacados.
Al licenciarse volvió a tomar la responsabilidad de la tienda. En 1964 se casa con María Dolores Uceda Carrascosa, hija de José Uceda Sánchez-oficial de notaria- y de Inés Carrascosa Luna y empezaron de cero levantado la tienda que ya se había quedado sin sus dos dependientes.
Con mucho esfuerzo y trabajo lograron convertir una pequeña tienda de barrio en unos grandes almacenes, donde los clientes podían comprar desde un tornillo, a unas zapatillas o los “avíos” para la matanza, una cubertería, un espestugador, unas gaseosas “del Tigre” o unas carterillas “del Borreguito” y todo a los mejores precios, ya que el lema de Tino, que siempre quiso trasmitir a sus hijos era de “Vende barato, verás como vendes”.
Podía ofrecer precios competitivos, ya que tenía una memoria privilegiada y recordaba los precios de todos los artículos, y al pagar al contado podía presionar a los almacenes para obtener buenos precios , no para ganar más dinero, sino para vender más barato a sus clientes.
Estos “viajantes” que lo visitaban para ofrecer sus productos, comentaban a otros colegas, que lo visitaran ya que vendía en cantidad y pagaba puntualmente. Así que a diario proveedores de alimentación, calzado, ferretería, llegaban…Los representantes pertenecían a un mismo almacén largos años, por lo que prácticamente, si se alargaba la visita comercial, les invitaba a comer con la familia de Tino, que tenía la casa, encima del comercio.
Gracias a esta política de vender barato, Casa Ángel tenía clientes de todo el pueblo: de este a oeste, de las Fuentecillas a la Cuesta de la Pasana y de norte a sur, desde el Camino Viejo a la Avenida de la Paz, incluso de Jesús del Monte, Gútar, Iznatoraf o Sorihuela del Guadalimar.
Pero no sólo se limitaba a surtir de productos a precios muy competitivos a los villanovenses, sino que también realizaba una gran labor social que aún agradecen muchos de sus antiguos clientes y es que “fiaba” las compras a muchas familias que no llegaban a fin de mes, incluso algunas de ellas comían de “fiado” todo el mes y pagaban al finalizar este (o pagaban lo que podían sabiendo que Tino, como buen cristiano, les seguiría fiando hasta que su situación laboral mejorara).
Nos narró las luminarias que se hacían en la puerta de Aurora, que encendían, los agricultores aportaban numerosas ramonizas. Las lumbres de San Antón eran las que tenían mayor arraigo por los numerosos agricultores que vivían en la calle.
Recuerda que su padre y un hojalatero, Alacio, trajeron a la localidad un número de lotería, que ya se ha perpetuado aquí el 19012
Ha participado activamente en la Cofradía de la Expiración , como vocal de culto. Para el Trono y la construcción de la Casa de Hermandad, tuvieron que firmar, entre varios hermanos una póliza con el Banco para que adelantase el dinero; les costó algo de dinero y esfuerzo con la venta de lotería. Llegaron a tener doscientos hermanos en la Cofradía.
En 2003 cerró el negocio que ha marcado una época de servicio con sus variados productos, en unos tiempos difíciles por la carencia de alimentos.
Esta es la gran labor social que realizaban y realizan las pequeñas tiendas de barrio, que necesitan todo nuestro apoyo.
Una Villanueva en blanco y negro, que reunía en la calle Parras, los comercios y profesiones más destacadas de la localidad: El Arca de Noé, Pedro Montañés, Jacinto Herreros, Modesto de la Piedra, La Pilarica…tabernas,agricultores hornos, panaderos, peluqueros, sastres, hojalateros…amistad,vecindad y compartir todo. Recuerdos de ese periodo de los 50-60,que se grabó en el fondo del alma.
Hoy hemos querido dejar para el recuerdo la tienda “Casa Ángel”, en las palabras de su último propietario. Un merecido homenaje a todos los comerciantes y vecinos.
FUENTE: CRONISTA M.L.F.