POR ANTONIO SÁNCHEZ MOLLEDO, CRONISTA OFICIAL DE MALANQUILLA (ZARAGOZA)
El imponente castillo sanjuanista de la Muela, en Consuegra, posee la rara peculiaridad de estar flanqueado a derecha e izquierda por una docena de molinos de viento formando un conjunto -sobre el cerro Calderico-, de enorme belleza y personalidad.
Los molinos de viento cautivan y representan más que otras estampas a un país, España, tan íntimamente unido a don Quijote y a su inmortal creador, Miguel de Cervantes.
La primera vez que visité este conjunto alado en 1976, ya quedaron grabadas en mi retina esas blancas siluetas de alargados y aterradores brazos. Con el pasar de los años esos emblemas del paisaje formarían parte de mi vida y sin saberlo, a ellos dedicaría horas, ilusiones y cantares…
Estos días he tenido ocasión de visitarles por enésima vez y la crestería de Consuegra, la más bonita del mundo, nunca deja indiferente. Mientras los molinos vuelan y vuelan imágenes de aventurados guerreros y dulcineas enamoradas se instalan en la mente.