POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

Un amigo lector y seguidor de mis «Histories…», Félix Castañón Rodríguez, me pide narraciones y anécdotas relativas a médicos rurales que, desempeñando su actividad en el concejo de Colunga, tengan su gracia y su «trastienda».

1.- COMIDA QUE «FURNA».

Este era un paisano de Pivierda (parroquia colunguesa) que, fumador y gustoso de la botellina diaria de vino, vistó en Oviedo, para consulta, a un médico cardiólogo conocido de la familia.

Ya de vuelta a casa, surgió este diálogo entre enfermo y esposa:

– ¿Qué te dixo el médicu pa ver si mejores o cures?

– Que dexara el tabacu y el vinín

– Ya te lo dicía yo: non fumes, non bebias. Además de facete mal, ye lo que cuesta. ¿Y qué más te mandó?

– Que non comia sal, nin gochu, nin grases… Comidines lixeres, pescadín blancu a la plancha, filetinos de ternerina…

Respuesta inmediata de la esposa;

– ¿Comidines lixeres? ¡No! Tienes que comer lo que furna (alimente) fabes estofaes, patataines guisaes con arroz, pote de berces con un poco compangu…

SI VAS FACER CASU A TOU LO QUE DICEN LOS MÉDICOS, ¡MUERRES EN DOS DÍS!

2.- ¡ESCUCHA EL CONSEJO!

También en Pivierda y otro enfermo fumador y habitual del chigre.

Vino el médico, le auscultó, midió la tensión arterial, las pulsaciones… No detectó cosa grave, pero si creyó conveniente darle unos consejos. La esposa, previamente, le había advertido sobre su afición al tabaco y al vinín.

Este fue el diálogo entre médico, el paciente y su la esposa.

– Mire. Tiene que cuidarse. No coma comidas saladas, fuertes ni grasas…

– ¿Y no-i diz sobre la fumadera y el vino?

– Mire, señora, tiene que darle filetinos de ternera, o chuletines a la plancha, pescadín cocido…

– ¿Y que-i manda pa lo de la fumadera?

Reacción instantánea del enfermo:

-. ¡Calla, muyer, y ATENDI PA LO DE LA CARNE!

3.- CUESTIÓN DE INTERPRETACIÓN

Había «andanciu » (epidemia) de gripe y el niño estaba en cama con fiebre.

Llamaron a don Antidio, el médico de Libardón, y fue a visitarlo a casa.

Don Antidio era un médico singular.

Le gustaba hablar con la gente, interesarse por su trabajo, por la cosecha, por el ganado…

Llega el médico a casa del niño y le recibe el padre.

Entran, van a la habitación del enfermo y pregunta el médico:

– ¿Este es su hijo enfermo?

Aclaración del padre:

– ¡Bueno, ÉL NACIÓ EN CASA!