POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADADOZ)
(Recuerdo de mi visita). Fue fundado en 1508 bajo el patrocinio de doña Isabel Delgado, viuda del Caballero de la Orden de Santiago y comendador de Llerena, don Rodrigo Porrado. Fue autorizada su fundación por el rey Fernando el Católico. De los ocho conventos que existieron en la ciudad llerenense, es el único que aún conserva íntegramente tanto su estructura como su función. En el exterior presenta dos portadas gemelas de ladrillo de tres cuerpos. El primero compuesto por arco de medio punto, flanqueado por pilastras cajeadas que sostienen un entablamento sobre el que se levanta el segundo cuerpo conformado por dos arcos similares y flanqueados también por pilastras dando como resultado unas hornacinas.
IGLESIA
La iglesia en un claro exponente de la arquitectura clasicista que se desarrolló en España a partir de finales del siglo XVI. La planta de la iglesia sigue el modelo de los conventuales andaluces, con una sola nave dividida en cuatro tramos con el coro a los pies y ábside semicircular. La cubierta de la iglesia se resuelve con bóvedas vaídas, las cuales sirven de soporte a una riquísima variedad de pinturas realizadas en el siglo XVI y en las que se despliega un extenso programa iconográfico relativo principalmente a la vida de la Virgen y a la Orden Franciscana con un esquema compositivo basado en la compartimentación geométrica del espacio con numerosos motivos decorativos de inspiración renacentista como son grecas y candelieri. Junto al coro se ubica el claustro de planta cuadrada y dos pisos de altura con corredores de arcos de medio punto enmarcados por alfiz con columnas estriadas de orden toscano en el piso inferior, y entorchadas en el superior.
MUSEO
Lo más destacado de su ajuar artístico es el retablo barroco y la imagen de San Jerónimo Penitente; tallada en 1598 por Martínez Montañés. La imagen abre y cierra el museo que alberga el templo conventual. Museo que acoge objetos litúrgicos, objetos personales de algunas de las religiosas que han vivido en el convento desde su fundación., libros de canto etc. El medio de vida de la comunidad clarisa es la repostería que se remonta casi a los inicios de la fundación. Destaca en su catálogo de dulces las tejas, sultanas, roscos de yemas, piñones, pastas de Santa Clara y San Francisco, corazones, huesos de santo y hojaldrada.