POR SANTOS BENÍTEZ FLORIANO, CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE CÁCERES.
En la plaza de Santa Clara, extramuros de la Ciudad Monumental de Cáceres, cerca de donde estaba la Puerta de Mérida (una de las cuatro puertas romanas de acceso a la ciudad que estaba en la parte sur y se derribó en el año 1751 porque no permitía el uso de los carruajes al interior de la Ciudad Antigua), nos encontramos con el Convento de Santa Clara.
Fue construido entre 1593 y 1614 en estilo barroco manierista. Nufrio Martín fue el que inició las obras y desde 1607 intervinieron Juan de Villoldo y Álvaro García. Todos siguieron las trazas que diseñó el maestro de cantería Blas Martín Nacarino.
Se inauguró el 5 de noviembre de 1614 por Dª Aldonza Torres Golfín, después de sucesivos pleitos e inconvenientes, de quien luce su escudo en el ángulo izquierdo de la fachada, con los linajes de Torres (En azur cinco torres de plata, aclaradas de gules y puestas en aspa) y de Golfín (Cuartelado con dos flores de lis y dos torres), bajo una imagen de la Santa.
Con posterioridad se ampliaron las dependencias conventuales y la puerta exterior de la iglesia a finales del siglo XVII.
En el edificio, construido con fábrica de sillarejo y sillería, sobresale la portada principal manierista del siglo XVII, obra de los dichos Juan y Álvaro, y remata en un frontón triangular partido en la que apreciamos una escultura de San Francisco en una hornacina, a cuyos lados pueden verse los escudos con las armas de las familias cacereñas que pagaron su construcción: los Golfín, Torres, Paredes (Siete estrellas) y Ribera (Tres fajas rojas sobre fondo de plata. Escudo Fajado-Rayado).
La iglesia es de una sola nave de tres tramos con bóveda de cañón la capilla mayor y cañón con lunetos los demás. En el altar mayor del siglo XVIII apreciamos el retablo mayor de estilo rococó datado en 1750 formado por dos cuerpos y tres calles
flanqueadas por columnas estriatas con rocalla y espejos a los lados. Destaca en el expositor una talla de Jesús Crucificado hecho en marfil y en la hornacina central una talla policromada de Santa Clara. En el segundo cuerpo hay dos tallas de San Francisco y San Antonio, datadas en el siglo XVIII.
En el lado del Evangelio nos encontramos con un retablo clasicista datado en 1600, formado por una sola caja con dos pilastras estriadas y frontón recto en el que sobresale un Crucificado moderno. En el mismo lado hay otro retablo rococó que consta de un solo banco, un cuerpo y un remate fechado en 1750, encontramos una Virgen moderna en la hornacina central y en el remate figura un lienzo de Santo Domingo y de San Francisco.
En el lado de la Epístola podemos apreciar un retablo de estilo barroco con dos columnas corintias clasicistas y estriadas y coronado con un frontón triangular quebrado en sus ángulos. En el banco destacan dos pequeños lienzos de 1625 que representan a San Pedro de Alcántara y al Obispo San Buenaventura. Hay además una talla de la Inmaculada, bien conservada, de mediados el siglo XVIII.
Además hay otra Inmaculada, óleo sobre lienzo, del siglo XVIII, así como otra pintura de la Virgen con Dios Padre; ambas las encontramos a los pies de la Iglesia.
El Convento dispone además de varias obras pictóricas de interés: dos pequeñas pinturas sobre cobre de Santa Teresa y La Dolorosa; un óleo sobre lienzo de la Esposa de los Cantares; un lienzo de San Jerónimo y varios cuadros de los siglos XVIII y XIX.
Asímismo nos encontramos con una gran colección de obras de orfebrería, destacando un cáliz gótico de plata de finales del siglo XV, dos cálices de plata del XVII, custodias, un báculo de Obispo, campanillas, bandejas, vinajeras, sacras, etc. de los siglos XVIII y XIX. (Varios Autores: Monumentos Artísticos de Extremadura).
Desde 1614 el Convento está habitado por la comunidad de Monjas Clarisas de la Orden de San Francisco en régimen de clausura y realizan trabajos de costura y confección, sobre todo de hábitos de las Cofradías de Semana Santa, para todas las personas que se lo solicitan al objeto de contribuir a su sustento.
FUENTE: CRONISTA