COVADONGA EN EL AÑO 1890
POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS).
Creció el número de canónigos y se les aumentaron sus dotaciones económicas, pero se les obligó a vivir en Covadonga, pues habitualmente lo hacían en La Riera.
El rey se quedó para sí una de estas canonjías a la que se llamaba “canonicato manco”.
Se levantaron once casas, seis para canónigos, cuatro para dependientes de la iglesia y una para los peregrinos.
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