POR AGUSTÍN DE LAS HERAS MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE VALDEPIELAGOS (MADRID)
Cada día tengo más claro que esta vida de instantes la ha de vivir cada uno y la ha de escoger uno mismo. Hoy he elegido acudir a una conferencia.
En el Centro Social SECO, calle de Luis Peidró número 2 los ponentes nos han revelado la figura de Antonio Palacios arquitecto español que dibujó Madrid de edificios que muchos de vosotros habréis visto en infinidad de ocasiones. El Palacio de Comunicaciones en Cibeles, actual ayuntamiento, el hospital de jornaleros de Maudes, el Círculo de Bellas Artes…
Nuestro segundo ponente, Álvaro Bonet López, es un joven enamorado de Antonio Palacios, de su obra, que trabaja en doctorarse en esta figura y cada uno de sus planos y construcciones. Me recodaba a mi sobrino Jorge, arquitecto también que sueña con diseñar un mundo mejor.
Pero el primer ponente era otra cosa. Nada más verme me ha saludado con alegría como si yo diera valor a ese evento y el valor era él y su conocimiento. Nos ha explicado como Antonio Palacios dejó una herencia eterna en el Metro de Madrid. Su legado arquitectónico contribuyó a que Madrid y especialmente el Metro de Madrid sea lo que es hoy día, el logotipo, los tótems, las estaciones y especialmente la línea uno y sus instalaciones.
Y quién era este primer ponente. Pues era el hijo de Buenaventura Antonino González Chicharro, nieto de Manuel y María Esperanza, primo de Manolo Gónzalez, el padre de Manoli González de Valdepiélagos y pescador en nuestro belén viviente.
Luis María González Valdeavero, valdetorreño e hijo de valdepielagueño, es una excelente persona, querido entre sus compañeros y el máximo conocedor de la historia del Metro de Madrid. Esperaremos sus próximas publicaciones. Gracias por todo Luis María.