POR AGUSTÍN DE LAS HERAS, CRONISTA OFICIAL DE VALDEPIÉLAGOS (MADRID)

Recuerdo un bosque de helechos y musgos, pinares y abedules en el puerto de Canencia (Madrid).
Hace medio siglo era un niño que junto a mis primos llenábamos, sin cinturón de seguridad y sentados unos encima de otros, un 850 beige, un 1500 negro y un 127 verde.

De aquel puerto recuerdo sus curvas y los fines de semana, a lo largo del recorrido, coches aparcados donde podían y familias disfrutando de un día en la sierra.

Miraras donde miraras el escenario era muy parecido. Sillas plegables alrededor de mesas plegables. Una nevera roja de cremallera con asas, llena de cubitos de hielo, botellines de mahou del Paseo Imperial y un melón de los que una cata había dejado un cuadrado cortado cuando fue probado y comprado en el mercado de Ibiza, todo mezclado, con una bandeja en la parte superior, que se llenaba de tomates, pepinos y alguna cebolleta. Aparte, una tartera redonda con una tortilla de patatas con pimientos fritos y filetes empanados encima de ella, cocinados por madres y tías.

Los mayores sentados en sillas y los pequeños obedeciendo un «ir a dar una vuelta, pero no os vayáis lejos».

Fotografía de una infancia donde esos días me permitía encontrarme con mis primos, yo era de los pequeños, y jugar con ellos a la vez que nos veíamos crecer. Días dónde me liberaba de un ambiente cerrado y hostil de puertas adentro, en Madrid, del que eran ajenos los demás.

El puerto de Canencia separa Miraflores del pueblo que le da nombre. Pero en aquellas fechas casi nunca pisé las calles de este lugar en el valle del Lozoya.

Hoy recibía Bruno Aguilera-Barchet la medalla de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales (RAECO) como Cronista Oficial de Canencia y he sido invitado.

Ha sido un placer poder acompañarle en este acto, como Cronista de Valdepiélagos, junto al Presidente de la Real Asociación Española de Cronistas Ofiuciales (Raeco), Juan Antonio Alonso Resalt, Cronista Oficial de la villa de Leganés (Madrid), Martín Turrado Vidal, Cronista Oficialode Valdetorres (Madrid) y miembros del equipo que han hecho posible la celebración del VIII centenario del Fuero de Talamanca, como Ricardo Ruíz Villasante.

Aguilera Barchet es Catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos, habiendo también dirigido el Instituto de Estudios Jurídicos Internacionales y autor de innumerables libros, Bruno Aguilera-Barchet, además de una gran persona es un excelente historiador del Derecho.

La anfitriona del acto ha sido la reciente alcaldesa de Canencia, Mercedes López Moreno. Una mujer entrañable, que ama su pueblo y sus gentes, que debe ser muy querida porque lleva en el cargo muchos años. Nos ha contado la ilusión compartida por la unanimidad de un pleno al nombrar un cronista. Y todos los proyectos y líneas de investigación para conocer el pasado de Canencia, donde Bruno es la pieza principal. Hablar bien de una alcaldesa parece algo protocolario, pero nada más lejos. Una sola pincelada.

El salón de plenos y su despacho ocupan un mismo lugar. Ella es la primera que ha dicho que el ayuntamiento necesita mejorar sus instalaciones pero lo primero son cada una de las calles de Canencia. Qué ninguna quede sin arreglar antes de su lugar de trabajo.

Juan Antonio Alonso Resalt, presidente de RAECO, ha rematado la importancia de la figura del Cronista. Personaje desconocido que trabaja por amor a su pueblo y sin ninguna remuneración. Cuyo premio es dar luz en el pasado de todas aquellas gentes que no salen en los libros de historia, su memoria, sus vidas y en el entorno donde vivieron.

Para finalizar, tras imponerle la medalla, lo primero que ha hecho Bruno es recordar emocionado el día de hoy, 14 de julio, y la ascendencia francesa de su madre. Y luego nos ha contado cómo llegó a Canencia hace 50 años, qué curioso, las mismas fechas en las que yo extendía mis brazos por el Puerto de Canencia tocando los helechos. Su brillo en los ojos denotaba su ilusión por trabajar en todo lo referente a Canencia. Hoy ya hacía planes para el mismo lunes brujulear por archivos y lanzar líneas de investigación sobre el pasado de su pueblo.

Y además de conocer a Mercedes y Bruno, mi suerte ha sido escuchar a Marcelino, sus dejes y recuerdos, su vida de vaquero y su templanza al reconocer que esta profesión, alma de Canencia, se ha ido perdiendo por culpa de lobos y administraciones centrales que desconocen lo que es que se te coman una ternera los lobos y si no dejan huella de su victima, ni te indemnicen. Y si lo hacen sea poco y tarde.

Canencia tiene buenas gentes, doy fe. Tiene una buena alcaldesa y ahora tiene un buen cronista.
Bruno, no estás solo. Te acompañaremos siempre en tu labor.

FUENTE:  @agustindelasheras @cronistadevaldepielagos