POR AGUSTÍN DE LAS HERAS MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE VALDEPIELAGOS (MADRID)
Y de repente nos dejarán.
Hoy, en el día de tu cumpleaños te diré que aunque nuestros caminos se separaron hace muchos años, como se distancian las vidas, por torpezas, la culpa fue solamente mía. En mi caso me costó madurar y pensar en mi mismo. Y eso me llevó a luchar por vivir sin ser vivido y a cometer los errores y los aciertos desde mi voluntad, pero sin intereses y opiniones ajenas.
Y cuando me rencontré contigo aprendimos a querernos con una facilidad sincera porque en el fondo los dos sabíamos que no ibamos a caer de nuevo en la distancia. Hasta mi hija Virginia te quiere como a la abuela, mi madre, que no pudo disfrutar.
No tuviste una vida fácil.
De entrada ya planebas acortarla en esa casa maldita. Luego saliste de tu pueblo y fuiste a trabajar a Madrid y ya llevabas en tu trigémino los golpes del camino, como te dijo un día aquel doctor.
Pero seguiste adelante, conociste a tu marido, Manolo, que le recuerdo como la bondad manifiesta, como un tío querido y por encima de la convivencia del día a día creasteis una familia en una casa con escalones infinitos, como los percibía de niño.
Y a pesar de todas las dificultades, sobre todo la pérdida de tu marido, tus hijas, tu hijo y tú formabais una piña de amor
Y en el día de tu cumpleaños me vienen recuerdos, aquel tranvia que nos llevaba a Virgen de Begoña a mi madre y a mí, y unos pantalones negros cortos que alguien me arreglaba, y aquellas rebanadas de pan untadas con margarina, con azúcar y Nesquik espolvoreado…
Querida tía, te felicito el día de tu 95 cumpleaños con todo mi cariño. Aunque las lágrimas se precipitan por mis mejillas…
En el fondo sé que las próximas veces lo haré mirando a ese cielo infinito donde seguro que te está esperando mi madre. Naciste y moriste el mismo día… «qué jodía». Un beso para Cristina, Rosi y Manolo.
Hoy hemos perdido a una valdepielagueña de corazón, que fue poco a la escuela pero aprendió a navegar por la vida, que sabía coger una hoz de sol a sol, y que luchó hasta lo ultimo para ser feliz con los suyos. Y lo consiguió. Hasta siempre Ina.