POR MANUEL GONZÁLEZ RAMÍREZ, CRONISTA OFICIAL DE ZACATECAS (MÉXICO).
Palabras que oía en mi infancia…
Esa palabra se usaba para expresar: “a esa persona le gusta la chirinola”, es decir, que le encanta el chisme y su amplia difusión.
A una persona con propensión a inventar historias, o expandirlas, o pervertirlas, o modificarlas, o adulterarlas, o a parirlas sin control por el simple placer de hacerlo, por la necesidad de provocar reacciones que la saquen del tedio insoportable, se le conoce como #chirinolera. Su vicio amable, juego inofensivo, puede producir un desastre e incluso resultar en linchamiento. Dependiendo que tan en serio se tomen la realidad los habitantes del pueblo.
Aunque la palabra puede conjugarse y emplearse con ambos sexos, es con lo femenino que se descubre su sentido poético.
Pero… hasta hoy me estoy enterando que la chirinola es también una cactácea de origen mexicano, con la distinción mágica de ser la única en el mundo capaz de moverse. Un cactus errante y caprichoso que se aburre pronto de la misma tierra y decide caminar, para buscar otra, más fresca, más emocionante, más viva. Es endémica de la península de California en México.