POR MANUEL GONZÁLEZ RAMÍREZ, CRONISTA OFICIAL DE ZACATECAS, (MÉXICO).
Lo que veo en la ciudad de #Zacatecas…
Más de una vez, nuestras dos abuelitas nos hablaron del famoso “judío herrante” que no es otro que el legendario Caín que acabó con la vida de su hermano Abel, razón por la que fue condenado a vivir y vagar eternamente. No podía vivir y nadie lo podía matar.
Hoy, 6 de noviembre de 2021, vi a un hombre de aspecto tan impresionante que me hizo recordar esos relatos de las abuelitas.
Esta mañana… vi un hombre grande y harapiento que caminaba perdido como si fuera perseguido por los demonios de su conciencia. Su estatura, casi dos veces la mía, o un poco más; y eran sus movimientos torpes como los del agua en costanera. Un sombrero enorme le cubría la visera y no pude ver la cicatriz en su frente cuando pasó por mi lado sin poder detenerse.
Tuve miedo, no pude hablar, pero siempre creí que bien podría ser el tal Caín, su talla, su vagabundeo, su halo oscuro y martirizante, su movimiento melancólico y su silencio electrizante. Su rostro sombrío acusaba una hambre muy atrasada.
No me dieron ganas de acercarme, solo de dejarlo, ganas de apartarme de él.
Hoy vi a ese hombretón… y vi una señal en él… una señal que me invadió de temor… hoy descubrí que peor que una culpa homicida, es saber que tus esfuerzos son improductivos y no tienen valor para algunos o para muchos. Entonces… para qué tanto afán.
Y finalmente llegué a la conclusión de que nada ni nadie debe detener nuestro camino, afanes y generación de frutos… tarde o temprano nos encontraremos con el cobijo de la justicia y con la satisfacción de un cúmulo de deberes cumplidos. Nuestra vida no puede ser tan inútil como la de Pito Pérez, sino todo lo contrario. Que así sea…
PD:
Por respeto a ese hombre, no le tomé foto ni diré dónde lo vi. Pero está en Zacatecas.