POR MANUEL GONZÁLEZ RAMÍREZ, CRONISTA DE ZACATECAS (MÉXICO).
Hoy, casi en todo México hay fiestas patronales y, sobre todo, en obras en proceso de construcción.
En Zacatecas, hay un callejón en el centro histórico que lleva el nombre de Callejón de la Cruz de Moya (aunque por algún error reciente en la nomenclatura aparece como Callejón de Luis Moya).
La denominación original fue en honor de fray Juan Bautista de Moya, fraile agustino cuyo báculo misional tenía como característica el que su fronda remataba en una gran cruz formada por el mismo follaje, en el cual se apoyaba no solo para caminar, sino también para sus acciones milagrosas que hacía tan portentosa su historia que parece increíble como realidad.
A propósito de sucesos portentosos, les comparto uno que está registrado en la memoria del convento de la Santa Cruz de Querétaro, y que está relacionado con el fundador del Colegio Apostólico de Propaganda Fide de Guadalupe, Zacatecas: fray Antonio Margil de Jesús.
De acuerdo con una leyenda, durante una visita, el reconocido misionero español fray Antonio Margil de Jesús clavó su bastón en el patio de su convento de la Santa Cruz.
El bastón había sido utilizado por el religioso en su recorrido por América Latina, desde Costa Rica hasta Estados Unidos. Según los fieles, el bastón echó raíces y se convirtió en un árbol, mismo que da espinas con forma de cruz, el cual sigue vivo hoy en día como testimonio del portento.