POR MANUEL GONZÁLEZ RAMÍREZ, CRONISTA OFICIAL DE ZACATECAS (MÉXICO).
Puente de Silao, Ciudad de Zacatecas…
¿Acaso le dieron ese nombre para perpetuar la victoria que logró el general zacatecano Jesús González Ortega en esa ciudad guanajuatense?
Batalla de Silao: el primer golpe a los conservadores.
En el marco de la guerra de Reforma o Guerra de los Tres Años, el 10 de agosto de 1860 se llevó a cabo la Batalla de Silao, Guanajuato, entre las fuerzas Conservadoras del general Miguel Miramón en compañía el general Tomas Mejía con un total de aproximadamente 3 248 hombres y 18 cañones, frente a las tropas liberales del general Jesús González Ortega junto al general Ignacio Zaragoza y al general Felipe Berriozábal con 8 000 soldados y 38 cañones, como es claro la superioridad de las tropas liberales, aprovecharon el terreno y se apostaron sobre las lomas de las Animas frente a Silao.
A las 05:55 horas de la mañana las tropas chocaron, la batería de 12 cañones de Miramón bautizado como «los 12 Apóstoles» abrieron fuego contra las fuerzas liberales que se apostaban en columnas, el objetivo de los liberales era la artillería conservadora, por tal motivo se desprendieron de la línea liberal columnas de ataque doble, sobre ellas se dejó sentir las bocas de fuego conservadora, en especial sobre la que comandaba González Ortega en persona, inmediatamente 21 cañonazos liberales cargados de metralla contestaron el reto de la artillería enemiga.
Miramón ordenó que su caballería en el ala derecha cargara para que flanquear a las columnas liberales pero debido al fuerte cañoneo al que fueron sometidas una parte de las fuerzas conservadoras se desbando, la caballería liberal cargo sobre ambas alas, esto causo que en el acto los conservadores se vieran superados y replegándose en completo desorden, la batalla continuó en las calles de Silao. Miramón logró escapar gracias a que dejo su caballo llamado “Dorado” con el que lo reconocían con facilidad, con mucha pena lo tuvo que abandonar.
Como resultado de la batalla, González Ortega obtuvo un tren de municiones, armas y banderas, aparte de cuatro generales, seis coroneles y tres tenientes coroneles prisioneros.
El 8 de abril de 1862, se le dio el nombre de Puente de Silao al que existía en la parte posterior de la parroquia mayor (hoy catedral).
Años más tarde, en la tumba del general González Ortega se inscribió en uno de sus costados la palabra “Silao” en alusión a la victoria lograda en esa ciudad.