POR MANUEL GONZÁLEZ RAMÍREZ, CRONISTA DE ZACATECAS (MÉXICO).
En términos genéricos: cortesano o cortesana era la persona que antiguamente formaba parte de la corte y estaba al servicio del rey o de su familia.
El prototipo del hombre renacentista fue el cortesano, diestro en las armas y versado en las letras: Gonzalo Fernández de Córdoba.
Sin embargo, según el diccionario de la Real Academia Española, ese término también puede significar, “Dicho de una mujer: Que ejerce la prostitución, especialmente si lo hace de manera elegante o distinguida. Una dama cortesana”.
CORTESANO
Les comparto el retrato de un ilustre cortesano: Gonzalo Fernández de Córdoba (Montilla-Córdoba, 1453- Granada, 1515).
Nació en Montilla, Córdoba, España, un poblado al que unos años más tarde de su muerte llegó una preciosa escultura conocida desde entonces como la del Santo Cristo de #Zacatecas, por haber sido llevada de este asentamiento minero novohispano a Montilla.
Fue diplomático, humanista, cortesano, y soldado, el primer soldado de la Edad Moderna. Es el promotor de una nueva estrategia militar y renovó el arte de la guerra, sentando las basas de la invencibilidad de los ejércitos españoles durante siglo y medio.
Participó decisivamente en la Guerra de Granada y, después, derrotó a los franceses en Italia, incorporando el reino de Nápoles a la corona de España. Pero ante todo, el Gran Capitán, sobrenombre que adquirió en las campañas italianas, fue una pieza leal y eficaz del nuevo Estado que construyeron los Reyes Católicos.
Primera imagen:
Cuadro dibujado por la artista montillana María José Ruiz.
CORTESANA.
Durante los siglos XVI al XVIII, las mujeres que se dedicaban a la prostitución dentro de la clase alta se les llamaba “cortesanas” . Estas eran las prostitutas mejor pagadas, que debían sus servicios solo y exclusivamente a hombres de clase alta como reyes, ministros y demás ricos de la época.
Aquí en Zacatecas, se les conocía como cortesanas desde el siglo XVI, y en los siglos XIX y XX como meretrices, mujeres públicas y/o prostitutas.
«Un cuerpo de hasta diez mil soldados, magnifico y bien provisto […] hasta sus cortesanas, que en su ornato parecían princesas […] cuatrocientas cortesanas a caballo, hermosas y valientes como princesas».
Pierre de Bourdeille, señor de Brantôme, testigo del paso del ejército del Gran Duque de Alba en la ciudad de Nancy en 1567.