POR MANUEL PELÁEZ DEL ROSAL, CRONISTA OFICIAL DE PRIEGO (CÓRDOBA)
Confieso que no es fácil redactar una crónica del congreso celebrado en el antiguo convento de San Francisco de la Observancia de Priego de Córdoba en este año de gracia de 2024 sobre el tema general “El franciscanismo en la memoria”, con el subtítulo “Hagiotopografía franciscana: Barrios, plazas, calles, carreras y compases de ciudades, villas y lugares”. El punto de partida no ha sido otro sino el de bucear en la toponimia franciscana hagiográfica contextualizada o descontextualizada los innumerables enclaves urbanos y rústicos nacionales o extranjeros. Y una vez elegido el considerado digno de tratamiento ahondar en sus orígenes fundacionales y en su posterior evolución hasta la actualidad. Labor ardua y variopinta, donde las haya, no exenta de dificultad por su
sistematización, pero sin duda “justa y necesaria”.
A la habitual convocatoria han acudido no sólo no pocos de los que podríamos denominar “miembros de número” de la Asociación Hispánica de Estudios Franciscanos, activos desde el lejano año 1995, punto de partida de esta fecunda actividad congresual, sino otros muchos que podríamos encajar en el capítulo constituyente del aspirantazgo.
Reconocemos, sin embargo, que en la denominación del Congreso nos hemos quedado cortos, pues su desarrollo ha aportado nuevos topónimos hasta ahora no tenidos en cuenta, tales como ronda, hacienda, campo, jardín, fuerte, fuerte, paseo, puente, cañada, pilar,
parque, salto, mirador, baluarte, residencial, huerto, huerta, hotel, hospedería o resort, entre otros, relacionados con los conventos o monasterios que ocuparon los seguidores del espíritu del Santo de Asís.
La presencia franciscana en España y en el Mundo, su carisma y su reflejo cultural, artístico y religioso es notorio. Rara es la población que no tiene un espacio público dedicado a San Francisco, San Antonio, San Pedro de Alcántara, San Buenaventura o
Santa Clara o a alguno de innumerable santos, santas, beatos, beatas y venerables de la Orden. La topohagiografía o hagiotopografía franciscana -“lugares de la memoria de lo sagrado” – es tema recurrente no estudiado aún desde un punto de vista científico, y en no
poca medida literario, arquitectónico, urbanístico, poético o retórico.
Ya lo advirtió, en cuanto se relaciona con la Historia del Arte, el arquitecto Luis Cervera Vera en su obra sobre el Convento de San Blas de Lerma, enfatizando que en los edificios sean majestuosos o humildes se hallan circunstancias humanas dignas de atención y necesarias para el estudio de cualquier época. Intentar conocer mejor estas secuencias fue como ya subrayamos en el Programa el leit motiv del Congreso, con la esperanza puesta en la adhesión de los investigadores a la convocatoria para descubrir nuevos perfiles con los que sumarse al hontanar de materias en los ya celebrados desde el año 1995 hasta el 2019, plasmados en 25 volúmenes con casi 20.000 páginas.
El Congreso número XXVI ha continuado su senda invitando a los estudiosos a participar en esta novedosa edición. La toponimia franciscana salva del olvido las fundaciones existentes o en trance de desaparición, de las que en no pocas no existe ni siquiera
testimonio topográfico, si bien otras muchas han tenido mejor suerte, porque hubo quien se preocupara de darles un destino adecuado, conservándolas, restaurándolas y legándolas para la posteridad. El Congreso ha tratado de esclarecer algunas de las causas y consecuencias de las lamentables y exacerbadas exclaustraciones y desamortizaciones decimonónicas y ha supuesto un punto de inflexión en el estudio de esta temática, con la esperanza puesta en su continuación, contando claro está con la ayuda económica y moral que exige la investigación y organización de un proyecto de este género.
En esta ocasión relacionado con los participantes -casi medio centenar- se ha destacado su componente universitaria (procedencia de España, Portugal, Colombia y Brasil). Su temática enriquecerá el panorama hagiotopográfico franciscano internacional, lo que nos animará, si se tercia, para dar a luz un “Diccionario toponímico franciscano” que se sumaría al ingente corpus lexicográfico de los de su género. Hacemos votos por ello, contribuyendo a modo de ensayo con las actas del Congreso franciscano que traemos a la memoria,
cuando se editen como las anteriores y felizmente vean la luz, y de las que ahora ofrecemos un anticipo.
A fuer de minicrónica y a modo de agrupación de temas con similitud de tratamiento nos referimos en primer lugar a las comunicaciones toponímicas, entre las que se encuadran las de Alberto Aguilera y Manuel Gracia, sobre Borja y Mallén (Zaragoza), María Adelina Amorím, sobre Belèm do Pará (Brasil), Agustì Boadas, sobre Barcelona, Antonio Cacua Prada, sobre Pangote (Colombia), Laura Canabal Rodríguez, sobre Toledo, Vicente Carrión Íñiguez, sobre Albacete, Carmen Díez González, sobre Cáceres, Juan Francisco Escámez, sobre Almería, Fernando Gabardón de la Banda, sobre Espartinas (Sevilla), Antonio Galiano Pérez, sobre Orihuela (Alicante),Juan Gómez de Maya, sobre Cehegín (Murcia), José María Palencia Cerezo, sobre
Hornachuelos (Córdoba), Bárbara Palomares Sánchez, sobre la Alta California, Manuel Peláez del Rosal, sobre Priego de Córdoba, Salvador David Pérez González, sobre Alhaurín el Grande, Francisco Javier Quintana, sobre San Roque-Gibraltar, Marion Reder Gadow sobre Málaga, Salvador Rodríguez Becerra, sobre la Provincia Franciscana de los Ángeles y Manuel Rubio Valverde, sobre Genilla (Córdoba). Por Comunidades Autónomas Andalucía, Extremadura, Castilla la Mancha, Cataluña, Aragón, Región de Murcia y Comunitat Valenciana, y por países España, Portugal, Brasil, Colombia y Perú.
Conexos con el rótulo del Congreso se colacionan las comunicaciones de Juan Luis Albentosa Aja, sobre los profesos del convento de San Diego el Real de Sevilla y Juan Aranda Doncel, sobre los guardianes del convento de San Esteban de Priego. Relacionados con diversos conventos y monasterios franciscanos se incluyen los estudios de Francisco Amores Martínez sobre el Convento Casa Grande de San Francisco de Sevilla, Elena Bellido Vela sobre el convento de San Lorenzo de Montilla (Córdoba), Jesús Cuadros Callava y Carmen Fernández Luque, sobre el convento de San Pedro Alcántara de Priego de Córdoba, José Manuel Escobar Camacho sobre
el convento de San Pedro el Real de Córdoba, Julián Hurtado de Molina Delgado sobre el convento de San Francisco del Monte de Adamuz (Córdoba),Ángel Marín Berral sobre el Hospital de la Santa Caridad de Fernán Núñez (Córdoba) y María Teresa Ruiz Barrera sobre el convento de Nuestra Señora de los Ángeles de Cádiz.
Dentro del capítulo de las biografías se han examinado las del obispo de Almería y confesor del cardenal Cisneros Diego Fernández de Villalán, a cargo de Antonio Gil Albarracín, las de Fray Junípero Serra y Juan Crespí, a cargo de Ismael Cristóbal Montero Díaz, la de Fernando Amor y Mayor y su viaje a Marruecos en el siglo XIX, a cargo de José Manuel Recio Espejo, la de María Angélica da Silva y Katherine Edith Quevedo Arestegui, sobre hagiografías del convento de San Francisco de Lima y la de la comunidad del convento descalzo de San Antonio de Padua de Granada, a cargo de Manuel Villegas Ruiz.
A este repertorio, ya de por sí interesante, hay que sumar la comunicación literaria de Antonio Cruz Casado sobre San Antonio de Padua en la tradición oral cordobesa y en varias comedias clásicas españolas, la de Rafael Osuna Luque sobre los franciscanos y su influencia en la fiestas populares de toros de Carcabuey, la de María Angélica da Silva y Matheus Henrique Correia de Vasconcellos sobre la espacialidad paisajística franciscana, y la de Francisco Javier Gutiérrez Núñez compendiando los índices de material, lugares y personas de los precedentes cursos y congresos franciscanos promovidos y realizados desde el año 1995 al 2019 bajo la dirección
de la Asociación Hispánica de Estudios Franciscanos.
Es de justicia añadir el patrocinio y colaboración del Ayuntamiento de Priego (Área de Cultura), Hospedería San Francisco, Real Academia de Córdoba, Real Asociación Española de Cronistas Oficiales, Asociación de Amigos de Priego, Fundación Caja Rural del Sur, Provincia de la Inmaculada Concepción, Academia Andaluza de la Historia, Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida de Priego de Córdoba y la prestigiosa empresa Knolive Oils&Hispasur Aceites.
A todos los participantes, colaboradores, personal asistente y patrocinadores nuestro testimonio de gratitud. Sin su complicidad no hubiera sido posible la celebración de este memorable congreso franciscano.
FUENTE: M.P.DEL R.