CRÓNICA: ERMESENDA TIENE CRONISTA.
POR AGUSTÍN DE LAS HERAS MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE VALDEPIÉLAGOS (MADRID).
Ay Ermesenda si supieras lo que acontece en el histórico suelo castellano, de la ribera del Pilde, casi ochocientos cincuenta años después de tu muerte.
Porque a Brazacorta viniste como abadesa cuando trece años antes, tu marido, Manrique Pérez de Lara, fuera muerto en Huete por Fernando Rodríguez de Castro, llamado el castellano. Desdoblaste el monasterio duplice de La Vid y aquí viniste con las damas.
Ay los Castro y los Lara, siempre liados en tutelas y regencias de los reyes.
Manrique, de los Lara, fue regente cuando Sancho murió, quedando la tutela del joven Alfonso en manos de los Castro. Así querían evitar la guerra entre castellanos pero su tío Fernando de León y las dos casas siguieron con sus maquiavélicos intereses.
Y antes que fuera entregado a su tío el rey niño, el soriano, el que llegara a ser el vencedor de las Navas, fue escondido, huyendo hasta Atienza, por otro caballero llamado Pedro Nuño de Fuentearmegil. Del que habla el autor de El Conde Lucanor que acompañó a este señor a luchar a Tierra Santa y trajo su cuerpo cuando fue muerto allí.
Y… vaya, perdonadme. Este cronista se va por los Cerros de Ubeda, como los que hay cerca de las Navas.
Decía que, si Ermesenda supiera que hoy día, hay quien se ocupa de recordar que esas piedras no se pusieron solas y que la historia embriaga cada terrón de esta vega, sin duda sonreiría.
Porque como dice mi secretario de ACROMA (Asociación de Cronistas Madrileños, de la cual soy presidente), Presidente de RAECO (Real Asociación Española de Cronistas Oficiales) y buen amigo Juan Antonio Alonso Resalt: «Quién recopila datos de la actualidad presente y cuantos sean o puedan ser históricos y relevantes, quién anota y divulga tradiciones, costumbres e historias de un pueblo para procurar que todas ellas no se pierdan, quién recobra para el público y los vecinos todas aquellas historias e investigaciones sobre su pueblo, costumbres, personajes e historia, todo ello gratia et amore, es decir, gratuitamente y con mucho cariño, es sin duda un o una cronista».
Y yo no puedo afirmar lo contrario.
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