POR AGUSTÍN DE LAS HERAS MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE VALDEPIELAGOS (MADRID)
Me decían mis tías y mi padre que los años inciviles donde los unos mataban a los otros, los de siempre, pasaban hambre.
Recuerdo que mi madre me contaba que en el Madrid sitiado, en la calle de Los Madrazo, además de sobrevivir a las bombas había que subsistir al hambre. Pero los parques de Madrid y el suelo de tierra prensada bajo los adoquines eran huertos baldíos para la penuria diaria.
En Valdepiélagos, los cardillos, pucharacas, alguna seta de cardo, berros, acederas y espárragos solitarios, engañaban algo al estómago, pero indudablemente lo que dejó huella a esa generación fue el hambre. Y lo recodaron toda la vida..
Los hechos ocurridos desde el 36 al 39 fueron omitidos en los libros de la iglesia. Nada se sabe de nacimientos, defunciones y matrimonios durante esos años, porque nadie los escribió. Tiempos difíciles para iglesias, legajos y sacerdotes.
Cada vez que recorro la ladera del camposanto me detengo en nombres con apellidos conocidos que se comparten en un pueblo. Todos ellos tenían una vida detrás que la mayoría de las veces entró en el mundo del olvido nada más quedar bajo una losa o un montón de tierra.
Cerca de la Fuente de la Tejera crecía alguna robinia pseudoacacia o falsa acacia. En sus ramas y en el suelo cercano se mostraban una especie de judias o semillas atrayentes para niños y adolescentes. La traidora acacia esconde en esos frutos y sus flores, ricina, robitinia y robina, toxoalbúminas que atacan el organismo.
El hijo de Juliana y de María de las Candelas comieron de aquel árbol prohibido un mes de abril en el tercer año de la guerra. Y lo hicieron en demasía. Aquellas flores que los niños conocen como «pan y quesito» son dulces pero en exceso, mortales.
Ambos sufrieron, los días siguientes a comer aquel alimento, de náuseas y vómitos, seguido de diarreas sanguinolentas y eso llevó a la deshidratación. El hijo de Candelas sobrevivió, pero Clodoaldo, no.
Clodoaldo Regino Gil Pérez, nació el 7 de septiembre de 1924 a las 6 de la mañana. Bautizado por Antonio Ávila el 21 de septiembre. Hijo de Serafín Gil Moreno y Juliana Pérez Chicharro, valdepielagueños. Abuelos paternos Eusebio Gil Silvestre y Martina Moreno González ambos de Valdepiélagos. Abuelos maternos Mauricio Pérez Hiruela de Campillo de Ranas, Guadalajara y Valentina Chicharro Frutos de Valdepiélagos. Padrino Félix Pérez Chicharro, 21 años, soltero. No figura ninguna madrina.
Entre esos nombres desconocidos en la actualidad para la mayoría, escritos sobre las sepulturas, hay uno que hoy hemos recordado su historia
Clodoaldo murió en 1938, un 25 de abril, con catorce años.
Ricardo Bernardo Rubio Daganzo hijo de Maria de las Candelas nacido en diciembre de 1925, perdió a su amigo.
Este 2024, Clodoaldo hubiera cumplido cien años, como los ha cumplido Nieves o los hubieran cumplido sus quintos.
Gracias al libro de bautismo sabemos que en 1924 nacieron:
Emiliano Heranz López, hijo de Eusebio y Sofia.
Julio Antonio Puentes González, hijo de Julio y Fidela. Benigno Puentes Pérez, hijo de Juan y Emilia. Emilio González Gil, hijo de Victoriano y Nicolasa.
Clodoaldo Regino Gil Pérez, hijo de Serafín y Juliana. Lucía Eufemia Gil y Gil, hija de Prudencio y Balbina. Pedro José González, hijo de Felisa González Pascual. Anastasio Moreno Bernardo, hijo de Rufino y Manuela. Y nuestra centenaria Maria de las Nieves Frutos, hija de Rufo y Ángela.
Clodoaldo era hermano de la madre de Isidro de las Heras y a él le debemos que nos acerque una historia no escrita que hoy permanecerá para siempre en una crónica.
Fotografía de la madre y el padre de Clodoaldo, Juliana Pérez Chicharro y Serafín Gil Moreno, abuelos maternos de Isidro de las Heras, en la puerta de su casa de Valdepiélagos.
FUENTE: https://cronistadevaldepielagos.blogspot.com/2024/11/cronica-la-falsa-acacia.html