POR AGUSTÍN DE LAS HERAS, CRONISTA OFICIAL DE VALDEPIÉLAGOS (MADRID)

En «El Católico» primer periódico de ideología carlista, que surge a poco del “abrazo” de Vergara entre Espartero y Maroto, finalizada la primera guerra carlista (1833-1839), y que comienza a publicarse el uno de marzo de 1840, nos encontramos una carta publicada y firmada por párrocos de nuestros pueblos donde se unen bajo una misma dirección y opinión, ayudados por la ideología de este periódico que se resume en “No puede haber sociedad sin religión, ni puede haber más de una religión verdadera” y todo ello bajo la creencia carlista. Ahí queda eso.

Pues bien, si abrimos «El Católico» del 26 de junio de 1844, leemos esta carta que envían a Toledo y piden sea publicada en este periódico.

«Excmo Sr. dean y cabildo de la santa iglesia de Toledo, primada de las Españas.

Los párrocos, ecónomos y demás presbíteros que suscriben en este arziprestazgo de Talamanca en este arzobispado, a V. E. con el más profundo respeto y protestando la obediencia más sumisa, exponen que, cuando se dejan de percibir días algo serenos para la afligida iglesia española después de la deshecha borrasca que la ha agitado durante el periodo revolucionado, y cuando muchas diócesis huerfanas de sus pastores, que gemían en el destierro, han tenido la dicha de volverlos a ver puestos a la cabeza de su adornada grey adornados con la corona de los confesores de la fe para tranquilidad de sus conciencias: no es justo que los esponentes guarden por más tiempo aquel silencio criminal que los haría culpables ante el pastor supremo, sabiendo como saben sin ningún género de duda, que la ansiedad y zozobra más espantosa agitan el espíritu de las ovejas confiadas a su dirección y cuidado. Está ansiedad Excmo. Sr, nace de que se duda de la legitimidad del gobierno espiritual de este arzobispado.(…) «

El arzobispo ya no puede dormir tranquilo.

Y tanta revuelta en las palabras para llegar a esta última frase. Y terminan con muchos más giros para llegar a la despedida.

«… Por lo que los esponentes, Excmo. Sr. se toman la libertad santa de suplicar a. V. E. se digne adoptar el indicado medio de acudir al Sumo Pontífice, para que con su autoridad suprema, benignidad y paternal amor termine nuestras diferencias espirituales, y nos conceda para nuestras almas la verdadera paz que tanto necesitamos.

Dios guarde a usted muchos años. En el arciprestazgo de Talamanca a 15 de junio de 1844″

Vamos que, «se chive» al Papa.

Y lo firman:

Eugenio Almor Palafox, párroco de Valdepiélagos. (el nuestro el primero) Francisco Moro párroco de Talamanca. José Alvarado, párroco de Valdetorres. Francisco de Paula Martín, presbítero de Valdetorres. Manuel Sanjurjo, ecónomo de Campoalbillo.

Manuel Cifuentes, ecónomo de Fuentelsaz. Joaquín Moro, presbítero en Fuentelsaz. Vicente Antonio Díaz, párroco de Algete.

Julián Salazar, presbítero de Algete. Geronimo Casildo Prieto, presbítero de Algete. Fernando Santiago, párroco de Alalpardo.

Andrés Palomar, párroco de Valdeolmos. Manuel Segundo del Rincón, párroco de El Vellón. Florentino García Torres, párroco de El Molar. Aquilino Alfonso González , presbítero en El Molar. Marcelino Gómez Miguel, ecónomo de Guadalix. Anselmo de la Torre, presbítero en Guadalix. Baltasar Rodríguez, cura teniente en Miraflores. Ángel Carreiro, párroco del Atazar. José Montesano, párroco de Colmenar Viejo. José Sánchez Peñalver y London, párroco de San Agustín. Francisco Nicasio Alameda, párroco de Pedrezuela.

Eugenio Hurtado, ecónomo de Manzanares el Real. Diego Oñana, presbítero del Casar de Talamanca.

Eugenio Zarzuela, presbítero del Casar de Talamanca. Francisco José de Verdá, presbítero enclaustrado de San Gerónimo de Lupiana.

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