POR AGUSTÍN DE LAS HERAS MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE VALDEPIELAGOS (MADRID).
Hacía cincuenta años, al menos, que no iba a la procesión de San Isidro en Valdepiélagos. Recuerdo que en aquella época podía considerarse un paseo de riesgo tras el Santo. Se vendían cohetes a diestro y siniestro y luego las ideas de casquero hacían el resto. Cohetes que se les cortaba el palo largo y se tiraban al suelo, dando vueltas y vueltas, hasta que explotaban, tiro a la paloma o cualquier cosa que volara, batalla directa entre varios bandos… El pobre San isidro en lugar de fijarse en las nubes tenía que bregar con el recorrido de los chupinazos. Un año se puso orden porque hubo amenaza hasta del cura de suspender la procesión.
Hoy he llegado pronto. Y al pie de la espadaña he escuchado el repicar de las campanas anunciando la procesión. He entrado dentro de la Iglesia antes que saliera el Santo. Desde que he descubierto dónde están enterrados nuestros antepasados pisar ese suelo me estremece. Luego he esperado fuera. Desde la plaza han llegado alcalde y concejales acompañados por una banda de música.
Han entrado a por el Santo y justo en la puerta ha sonado el himmo nacional. Sin palabras. Yo soy de los que lo siente hasta la última célula. Y no es asunto de política, para mí como para los que estabamos allí creo, es algo que nos une, y no sólo en el fútbol.
Luego Santo, corporación municipal y vecinos, hemos recorrido las calles. Y nuevamente me han venido recuerdos de lo investigado, aquí vivieron Frutos, aquí los González, aquí mis bisabuelos, he mirado hacia arriba en la calle San Roque ¡Cuánto hay que descubrir! … El alguacil iba y venía entre la gente apuntando donativos cuando se pasaban por las casas de los vecinos…
Mientras, los cohetes eran lanzados desde el balcón del ayuntamiento. El ruido venía de arriba y rebotaba en las fachadas.
En la carretera de El Cubillo nos hemos detenido para que se bendijeran los campos.
Hemos regresado a la puerta de la iglesia y se han subastado brazos, ramos y estandarte para ver quién metía el santo y quién lo sacará el año que viene. Y tartas, con la seriedad del alguacil y la explicación de los sabores de los dulces apuntillado por el señor cura.
Me he tenido que volver a Madrid y me he perdido el himno…
Valdepiélagos hay que vivirlo. No dejéis de hacerlo.
@agustindelasheras
@cronistadevaldepielagos