POR AGUSTÍN DE LAS HERAS MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE VALDEPIELAGOS (MADRID) 

No subía tales cuestas desde el ultimo congreso de cronistas que se celebró en Sigüenza. No recuerdo cuánto tiempo he utilizado en subir al castillo de Frías. Bajar se baja en cinco minutos, tropezando lo haces en uno.

Las vistas desde el castillo no tiene precio para un urbanita como yo. Luego he paseado hasta la Iglesia de San Vicente. Recogimiento, silencio, hacía mucho tiempo que no oía mis latidos y mi cuerpo se disociaba del pensamiento. Pero algo me persigue este año. Un taladro me ha bajado a la tierra.

Aquí los nublados vuelan y las nubes se convierten en tormenta en poco tiempo. Al medio día, el ángelus se escondía tras las truenos.

Anoche en el valle por donde baja El Molinar los relámpagos se fueron acercando iluminando la habitación hasta que trueno y rayo sucedían al mismo tiempo. Me encantan las tormentas.

Tras bajar las cuestas de frias en cinco minutos, a dios gracias, he vuelto a mi posada, eso sí, cuidando el embrague que me tiene que llevar a Madrid.

En Ranera, en el Hotel rural Rio Molinar, han atemperado un entrecot que me ha llevado a la gloria por el atajo de la gula.

Tras ello, silencio… Siesta.

Cuándo me ha llamado por teléfono Maite desde Creta, estaba junto a seis mozas del lugar riendo y compartiendo dejes y diretes. Las chicas de oro se han autollamado. Hasta ha salido a relucir un obispo de una noble villa que casi a la vez hemos pronunciado una de ellas y yo. Me han recordado aquellos dos mozos bien rezumados de rioja que acudieron al baile de las fiestas. Y uno de ellos con la mirada embriagada le dijo a otro que le iba a pedir bailar a la que iba de rojo. Acercándose se lo preguntó, pero recibió como respuesta que no, por tres razones. La primera es que el cansacio era grande, la segunda que bailaba mal y la tercera pues… Que era el obispo de Calahorra.

No he querido menospreciar la cerveza del guechotarra jubilado curtido en mil batallas y entuertos de una época dificil. Qué buena gente. Me quería dejar pagado un valenciano. Resulta que hoy he aprendido que está hecho de zumo de naranja, helado de vainilla y un chorrillo de benedictine. Quizás mañana me sirva para olvidar el embrague.

La cena ha sido el plato de entremeses de la foto, regado de buen Ribera y con una copa de Jameson con cocacola.

Y en ese mientras, he conocido a quien ha sido alcalde de Frías durante 28 años, por algo será. Don Jose Luis Gómez es sin duda un servidor público que lo ha sido para su tierra y los suyos. Es de aquellas personas que son votadas independientemente de su partido, porque son buena gente, luchadores sin intereses a los que sólo les preocupa su pueblo o en este caso, su ciudad. Qué suerte ha tenido Frías durante muchos años de tenerle como edil. Qué placer encontrar quien aprecia la historia, el pasado, la memoria de los suyos y el no olvido. Como presidente de la asociación de cronistas madrileños le he comentado la importancia de esta figura. Y ya he escuchado nombres. Hablaremos con RAECO para apoyar esta iniciativa.

Un segundo día en la comarca de Las Merindares y no me canso de conocer buenas gentes.

El sueño arreciaba y tenía que escribir la crónica. Mañana felicitaré a Iñaki, el cronista de Ranera.FUENTE: https://www.facebook.com/agustin.delasheras