CRÓNICA: RISAS
POR AGUSTÍN DE LAS HERAS MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE VALDEPIELAGOS (MADRID)
En «El nombre de la rosa», de Umberto Eco, el venerable Jorge de Burgos le niega a Guillermo de Baskerville el segundo libro de poética de Aristóteles, que trataba de la comedia, aduciendo que la risa es un invento diabólico, y le dice: «La risa mata el miedo, y sin miedo no puede haber fe, porque sin miedo al diablo ya no hay necesidad de Dios”.
Ayer se materializó un regalo de Artabán, al que le debió escribir mi sobrino Jorge: dos entradas para escuchar al Comandante Lara.
Durante una hora y cuarenta minutos mis ojos ardían enrojecidos, secos de tanto llorar de risa.
Mi primo cuñado Antonio me vino a buscar a casa y cogimos un Cabify hasta la calle Toledo. Nuestro destino elegido, el mejor de la zona era, La Paloma, un paraiso creado por un brazacorteño. Estaba lleno. Sin duda en los madriles se sabe reconocer un buen sitio. Saludamos a Alfredo, y mientras veía la plancha donde gambas y langostinos se agrupaban de cinco en cinco o de diez en diez, me acordaba de Alfonso. Qué gran persona. Le pregunté al camarero que cuidaba la plancha con esmero si Alfonso había sido su maestro pero me dijo que llevaba sólo dos años y que había sido Alfredo.
Qué buen momento. Gambas y langostinos, a la plancha, boquerones en vinagre como sólo en La Paloma saben prepararlos, enormes ostras abiertas con maestria. En fin, Bar La Paloma, calle Toledo 85, junto a la La Latina. Ya estais tardando. No encontraréis ningún sitio de tanta calidad y buen precio.
El teatro empezaba a las 23 e hicimos tiempo para tomar una copa antes, en un bar frente a Cascorro, mejor dicho, Eloy Gonzalo, que murió en Cuba en1897, el mismo año que murió un quinto de Valdepiélagos, en Filipinas, nuestro héroe, Julián González Frutos. Un desastre.
Al llegar la hora nos sentamos en nuestras butacas del teatro donde Lina Morgan hacía reir a los madrileños mientras yo estudiaba en la calle de Toledo, en el Instituto de San Isidro.
Reír no es malo y llorar de risa tampoco. El Comandante Lara nos ha hecho volar con chistes y chascarrillos varios, terminando con las historias de su cuñado Ramiro.
Muchas gracias Don Luis Lara Ramos. Ya en tus apellidos llevas el arte.
Un viernes imborrable ya deseando repetir. Un instante vivido robado a la muerte porque como decía el Comandante, al final, iremos todos al valle de los callados.
