POR MANUEL GONZÁLEZ RAMÍREZ, CRONISTA DE ZACATECAS (MÉXICO)
La tarde de este martes 28 de febrero de 2023, una águila real anduvo sobrevolando por unos minutos al sur de la Ciudad de Zacatecas. Algo muy poco usual. Anduvo planeando a tan baja altura que fue fácil identificarla. Fue emocionante verla tan cerca y tan libre. Tan bella.
En 1949, la arqueóloga zacatecana Eulalia Guzmán Barrón encontró unas osamentas debajo del piso de la iglesia del pueblo de Ixcateopan, Guerrero. Y durante varios años se difundió que se trataba de los restos del último tlahtoani mexica de México-Tenochtitlan. A tal grado que en 1949, se le cambió el nombre del municipio zacatecano donde nació la maestra Eulalia. De San Pedro Piedra Gorda pasó a ser Cuauhtémoc, por razones obvias. Denominación que sigue vigente hasta hoy día.
Estudios posteriores demostraron que los huesos descubiertos no eran de Cuauhtémoc, según consta en una obra científica de más de 500 páginas (Los hallazgos de Ixcateopan), publicada en 1962 y de la que obra un ejemplar original en la Biblioteca de la Crónica de la Ciudad de Zacatecas.
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