POR AGUSTÍN DE LAS HERAS MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE VALDEPIELAGOS (MADRID)
Ayer el Cid se hubiera quedado mirando el altozano, junto a las bodegas, donde zagales y no tan zagales, descubiertos de ropajes, tiraban de un lado a otro una pelota descalzos sobre arena. Extraños juegos pensaría, donde no veía ni escudos, ni mazas, ni caballos, ni espadas… Donde desde una escalera, como de un gallinero se tratara, el juez de la justa pitaba y pitaba dando tantos a diestro y siniestro. El munícipe principal asaba tripas y carnes de cerdo, morcillas y tiras de pieles de puerco. Al menos, se diría el Cid, aquellas gentes no eran infieles.
De un extraño artefacto vería como rubias hidromieles salían por un caño mientras mesoneros voluntarios llenaban cuencos y cuencos. Si estas son gentes del rey Alfonso sin duda seguirán mi suerte, pensaría el Campeador. En lugar de gaitas y dulzainas sonaba música de fieras que enmudecía con el jolgorio de la multitud.
Pronto ya en el ocaso vería aquella justa terminar y si se acercara a los vencedores y les preguntara su nombre. Culkin responderán, del conde Macaulay Culkin sin ir más lejos. Ruderico miraría una torre junto al campo de batalla donde no había puertas ni escalas. Sólo unos apoyos de colores que difícilmente servirían para el asedio. Y pensaría que estos guerreros debían estar muy locos.
El mio Cid se plantearía si era buen siglo el suyo para haber nacido. Felicitaría a los vencedores, Rogelio, Víctor, Iker y Virginia, sin olvidarse a Isma que tuvo que ausentarse. La frontera del Duero ya no era lo que era. Dia 13 de agosto de 2024