POR GABRIEL SEGURA HERRERO, CRONISTA OFICIAL DE ELDA (ALICANTE)
Finalizaba el Anno Domini MDLXXVI y el virreinato del señor de Elda en el reino de Cerdeña tocaba a su fin (1569-1577). Periodo durante el cual la baronía de Elda fue gobernada por Isabel de Saa, esposa de don Juan Coloma Pérez-Calvillo, señor de Elda, Petrer y Salinas, en el reino de Valencia, a la par que de Malón y Maloncillo, en el reino de Aragón.
El día de Navidad de aquel año de 1576, hace 447 años, era el designado por la costumbre para que los nuevos cargos municipales del próximo año 1577 juraran sus cargos.
Por aquel entonces y siguiendo los fueros del reino de Valencia (leyes propias del reino), los consells (ayuntamientos) de las villas y ciudades del reino estaban integrados por un justicia (alcalde), unos jurados (concejales) y el almotacén, como responsable del control de los pesos y medidas, mercancías, etc., además del síndico, designado de forma puntual para solucionar o tramitar cuestiones judiciales de forma puntual.
Dada la importancia y trascendencia de los representantes municipales para la defensa de los intereses y buen gobierno de la comunidad, cada año la jura se producía, con toda solemnidad, en la iglesia de Parroquia de Santa Ana Elda y en una fecha señalada: el día de la Natividad de Jesucristo, como principal día del calendario social del momento.
Desde que el señor de Elda marchara al reino de Cerdeña como virrey y capitán general, la elección de los cargos municipales había sido realizada previamente por Isabel de Saa, como procuradora general del señorío de Elda, Petrer y Salinas, de acuerdo con la opinión de Gaspar Remiro, gobernador y baile general de todo el señorío.
Será este último quien, en cumplimiento de sus funciones administrativas y en representación de la Señoría, les tome juramento durante la celebración de la misa, poco antes de proceder a la lectura del Evangelio. Acto que tuvo lugar delante de la cruz y con la mano derecha sobre el libro de los Cuatro Evangelios, sostenido por Gaspar Remiro. El gobernador les recordará las obligaciones contraídas al jurar defender los intereses de sus vecinos.
Como podemos apreciar por sus apellidos, todos aquellos eldenses que compusieron la corporación municipal de 1577 eran moriscos o cristianos nuevos. Eldenses que alcanzaban una proporción del casi del 90 % del total de la población de la villa de Elda en ese momento. Y a la que, a pesar de haber iniciado desde instancias oficiales e inquisitoriales el proceso de asimilación social o cultural, como se desprende del uso de nombres cristianos y de apellidos de ascendencia árabe, todavía no se la había impuesto la prohibición de ostentar cargos públicos.
Frente al origen morisco de los munícipes eldenses, destaca que los testigos notariales de aquel juramento aparecen Damián Rico y Alonso Montalvo, dando fe del acto administrativo.
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