POR GABRIEL SEGURA HERRERO, CRONISTA OFICIAL DE ELDA (ALICANTE).
En el mes de agosto de hace 106 años, Elda participó de forma activa en la huelga general que, con tintes revolucionarios, se extendió por la principales ciudades y zonas industriales de España durante la semana central del mes de agosto de 1917.
La crisis del sistema político heredado de la Restauración (1876) en el que conservadores y liberales se turnaban en el poder político al amparo de un complejo sistema electoral basado en el caciquismo, junto con la aparición de nuevos partidos políticos y de fuerzas sindicales que reclamaban derechos laborales, beneficios sociales y condiciones de vida digna para la clase trabajadora, desembocó en la convocatoria de huelga general.
Planificada inicialmente por la UGT y la CNT, la escalada de conflictividad laboral en el sector ferroviario en Valencia precipitó que únicamente fuera convocada por la UGT y el PSOE para el día 13 de agosto de 1917.
Elda, Sax y Villena se sumaron pronto a las protestas. Los trabajadores de Elda secundaron masivamente la huelga general. Hecho que motivó la proclamación de la ley marcial y la detención de los dirigentes obreros, en especial los de la Sociedad Obrera “La Emancipación”, como principal promotora de la misma. Entre los detenidos, la prensa de la época, destacaba al conocido comerciante eldense Daniel Valero, como “supuesto instigador de la rebelión».
Las estaciones ferroviarias de Elda, Sax y Villena fueron objeto de sabotaje y actos violentos para evitar que los refuerzos militares llegaran por ferrocarril, adquiriendo especial virulencia los acontecidos en Sax con la destrucción del aparataje telefónico, destrucción de un pontón cercano y el tiroteo de algunos trenes circulantes, así como incendio de la casa consistorial.
La represión del gobierno se manifestó en la presencia de dos compañías del ejército procedentes de Guadalajara y otras dos del regimiento Princesa. En Elda, para intimidar a los huelguistas, los soldados bajaron de la Estación disparando al aire y junto con las fuerzas de caballería de la Guardia Civil sofocaron toda clase de oposición que se les intentó presentar, acabando inmediatamente con el motín. Detenciones, torturas, palizas y muertes, especialmente en Sax, fueron las consecuencias trágicas de esta huelga general de tintes revolucionarios. Todos los detenidos, hombres y mujeres, por encima de las 80 personas, fueron conducidos al castillo de Santa Bárbara, en Alicante, donde permanecieron hasta mayo de 1918, cuando todos los presos fueron liberados y sobreseídos los sumarios instruidos.
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