POR OSCAR GONZÁLEZ AZUELA, CRONISTA OFICIAL DE LAGOS DE MORENO (MÉXICO).
Mi tío Enrique, último de la decena de hijos procreados por Mariano y Carmen nació en el Barrio de Santiago Tlatelolco y digno del lugar, siempre fue simpático, pícaro y apasionado.
Recuerdo que me solicitaba entrar a mi taller de imprenta para tomarse sus copas junto con algún amigo; “Oskár: me encuentro como Los Acereros de Pittsburgh, sentado en las aceras, déjame pasar a la cocina”… la cuestión no me incomodaba siempre y cuando no departiera con los empleados porque acababa en ese momento la jornada laboral.
Fue así como conocí entre otros a Francisco Liguori, su gran compañero, quien se burlaba de él porque aprendió a hablar italiano con el acento del barrio de Santa María…
De Pancho escuché los mejores epigramas de viva voz, algunos inéditos que me escribió en el primer papel que encontraba, tesoros que aquí comparto.
Recuerdo que en un tiempo se disputaban los amores de “La Güera”, hermosa señora, madre de un cantante de rock -hoy famosillo-, quien corría de su casa a Enrique a base de tamborazos. El epigrama de Liguori dice:
Cuando vino el cambio sexenal en que salió López Portillo de la presidencia, todos los atacaron de manera inmisericorde; luego de un ataque de Echeverría, mandó publicar un desplegado que decía: ¿TÚ TAMBIÉN, BRUTO”?, que dejaba a la imaginación del lector lo que cada quien quisiera elucubrar. Liguori publicó entonces, trayendo a colación el apellido de las señoras Zuno y Romano con gran habilidad lo siguiente:
Aunque ya lo he publicado antes, encontré por fin el original del epigrama que dedicó a Enrique cuando fue a vivir al segundo piso de casa de mi mamá en sus últimos años, un tanto alejado de ajetreos e imposibilitado ahí de las visitas femeninas.
A la sorpresiva muerte de Enrique, visiblemente afectado, Liguori solamente alcanzó a escribir:
Ocho años después moriría el Maestro y amigo de Liguori, mi tío Mariano Azuela Rivera, dieciséis años mayor que Enrique… pero esa es otra historia.