POR MIGUEL GALLEGO ZAPATA, CRONISTA OFICIAL DE LA VILLA DE SAN JAVIER (MURCIA)
Acaban de colocarme un nuevo ordenador, el viejo lo tenía ‘quemado’ con tantas cosas que he ido guardando en estos años, pues soy incapaz de borrar nada y lo tenía saturado de ‘tonterías’, muchas de ellas intrascendentes.
Encargué mucho que no me borraran nada sin consultarme v he aprovechado este fin de semana para averiguar si han cumplido mis instrucciones.
En esta búsqueda que, además de entretenimiento, me ha servido para regocijarme, al comprobar viejas crónicas que escribí en su tiempo con el mayor cariño y me voy a dar un baño de nostalgia, repitiendo la publicación de una de las que confeccioné con mayor ilusión y ahí va:
“Con motivo del reciente fallecimiento del Cronista de la Región de Murcia., Don Antonio Pérez Crespo, amigo entrañable de nuestra tierra y sobre todo de Santiago de La Ribera, que frecuentan como toda su familia desde tiempo inmemorial, granjeándose el cariño de todos, se ha producido el nombramiento para tan importante cargo de nuestro amigo Don José Antonio Melgares Guerrero -Cronista Oficial de Caravaca de la Cruz y Presidente de los Cronistas de la Región de Murcia-, que de tanto predicamento goza entre nosotros.
No pude ir a su toma de posesión, pero ha tenido la amabilidad de enviarme la publicación que recoge las palabras que pronunció en tan solemne acto, tan bellas, que no me resigno a guardármelas y publicaré algunas de ellas en lo primero que salga de mis manos:
“Quedo a disposición, pues, de las gentes de Murcias, desde la montaña al mar y desde la huerta al campo. Desde el norte yeclano al sur lorquino y aguileño. Desde Cabo de Palos a Moratalla. Desde los dos mil metros largos de altura en la Sierra de Revolcadores, hasta el nivel del Mediterráneo en San Javier”.
“Gracias, en definitiva, a todos, los presentes y los ausentes. a quienes desde este momento solicito su colaboración para poder dejar a las futuras generaciones, muy mejorado en su continente y en su contenido, lo heredado de nuestros antepasados, con orgullo de raza y la mirada altiva dirigida hacia el porvenir”.
“Humillado únicamente ante Dios. En pie sobre la tierra murciana, y en el recuerdo de quienes nos precedieron en la vida. Prometo lealtad, fidelidad y amor a esta Tierra y a sus gentes, a las que merece la pena servir y por las que merece la pena morir. Haré de la verdad mi bandera. Seguiré el camino de la honestidad marcado por mis predecesores, y con la ayuda de Dios y la vuestra, intentaré llegar a la meta propuesta, que no es otra que colaborar con todo y con todos para que esta Región y sus gentes sean aceptadas, respetadas y queridas como merecemos, con su propia personalidad y diversidad en el conjunto de la España de todos”.