POR MIGUEL ROMERO SÁIZ, CRONISTA OFICIAL DE CUENCA, VILLAR DE DOMINGO GACÍA Y CAÑETE (CUENCA)
Este pasado viernes y en un marco incomparable, como es la iglesia del convento de la Carmelitas Descalzas, ahora sala de exposiciones, encuentros literarios y foros de cultura, dependiente de la Fundación Antonio Pérez, el escritor Pedro Martínez Ruiz, actualmente concejal de cultura del Ayuntamiento de Iniesta presentó ante la sociedad conquense su ensayo, novela o diccionario de buenas maneras, “Cuando aprendí a vivir”, maravilloso trabajo en el que su autor intenta descubrir un mundo interior a través de un viaje por los Caminos de los Faros, allá arriba, en la Galicia lluviosa.
La editorial Amat y las palabras de Nieves Olivera en la contraportada, y especialmente, las de Carmen Martínez Alonso, Directora de Personal y Lead de Felicidad del Grupo Mahou-San Miguel, un servidor como amigo y admirador, las de la diputada de cultura, Fátima García, y sus fieles amigos, Cristina, Félix y Eugenio, preludiaron lo que se esperaba, la intervención del propio autor, en un distendido coloquio entre los asistentes en una sala abarrotada de público que no paró de aplaudir y sentirse a gusto entre los jugosos comentarios de sus participantes.
Sin duda discernir sobre cómo afrontar nuestro propio interior en una sociedad que carcome los resortes del humanismo, es preservar la identidad como alma y sentimiento; o bien sentir que la vida es una continua decisión donde hay oportunidades para la felicidad, provocando pasión y sentir el amor por lo que haces como medida de triunfo, sino colectivo, sí personal e intransferible.
Pedro nos transporte por esos caminos donde el faro ilumina en la dirección que ha de servirte de alianza interna y externa; en ese recorrido de naturaleza envidiable, privilegiada y elegida, tal vez al azar, pero con un trasfondo donde el sentimiento marca cada kilómetro o cada curva de su caminar. Sin duda, me sentí feliz porque ese libro me estaba dando esas pautas para saber elegir los mejores hábitos, incluso reilusionarme para provocar nuevos aconteceres.
El ser humano, complejo en su hechura, debe tener guías que le ayuden a conocerse mucho más a sí mismo, sin olvidar que la coherencia con el mundo que le rodea debe ser una premisa clave; y ¿dónde está la humildad?, porque al cambiar tus pensamientos cambiará tu vida y eso nos lo impregnan las palabras de este libro. Lo dice David López en su Prólogo, “durante la lectura del mismo me ha permitido abrazar mis miedos, mis rencores, mis dudas y todo desde un lenguaje de respeto hacia uno mismo, todo gracias a la complicidad y generosidad de la compañía de Daniel –el protagonista-, en cada una de las etapas del camino”.
Un día cuando no estés, serás lo que hiciste. Así se muestra Pedro en la página 67 y con ello, reflexiono lo que soy, lo que hago, la realidad, la satisfacción o el miedo.
En definitiva, un gran trabajo de Pedro Martínez, un excelente ensayo sobre esa inteligencia emocional, cerrando puertas y abriendo otras para honrar la vida; mostrando ese agradecimiento como valor en alza, reencontrando el amor, con ilusión como clave; hábitos nuevos, valores totales o liderando el propósito.
“Amar lo que hacemos”, siguiendo esa luz en la vida o esa magia del perdón que tanto nos cuesta, emprendiendo como filosofía de vida, un camino diferente si es necesario porque la liberación del alma debe seguir siendo una meta total.
Así que, así lo siento, amigos. La vida es un regalo, como lo es la amistad y esa me la aporta –con sinceridad, Pedro Martínez, con su consideración hacia mí, con su puesta en escena para que mejoremos todos en actitudes y planteamientos, escribiendo este tipo de libros donde impera esa felicidad como segunda oportunidad. Un gran trabajo y una excelente ayuda a la reflexión personal de cada uno. Gracias, Pedro.
FUENTE: https://eldiadigital.es/art/410923/cuando-aprendi-a-vivir-miguel-romero.